Año CXXXIV
 Nº 48.986
Rosario,
miércoles  03 de
enero de 2001
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Entrevista al presidente de la Corte Suprema de Justicia
Falistocco: "No reniego de mi pasado político"
La máxima autoridad judicial del 2000 traza un balance de su gestión. Y asegura: Como juez, trabajo con el Derecho

Jorge Salum

Dice que no reniega de su pasado como funcionario político de gobiernos justicialistas, pero asegura -con énfasis en la voz- que cuando falla como juez ese pasado no cuenta. Habla de un proyecto operativo para el Poder Judicial de cinco años y asegura que sus objetivos se irán cumpliendo inexorablemente, no importa quién deba ejecutarlos.
Como corresponde a un presidente que deja el cargo, traza un balance de un año de gestión que evalúa como muy positivo, y anticipa parte de los proyectos que ocuparán a la Corte Suprema de Justicia en este 2001 que acaba de comenzar.
Trabajamos para hacer una Justicia cada vez mejor y más eficiente, dice Roberto Falistocco, quien cerró el viernes su ciclo como presidente del máximo tribunal de la provincia.
-¿Con qué expectativas asumió?
-Un objetivo general fue avanzar hacia un servicio de Justicia más eficiente y de mejor calidad. Por lo demás, asumí el compromiso de impulsar los objetivos que la Corte ya tenía planteados.
-¿Cuáles eran esos objetivos?
-Son muchos: informatizar el Poder Judicial, capacitar permanentemente a los operadores del sistema y mejorar sus condiciones de trabajo, acelerar la cobertura de vacantes de magistrados, refundar el Instituto Médico Legal, consolidar la mediación como método alternativo de solución de conflictos, y tantos otros.
-¿En qué medida cumplió con ese compromiso?
-Gran parte de estos proyectos se cumplieron y otros están por cumplirse.
-¿Hay algo que se haya propuesto hacer y no lo consiguió?
-Sí, la apertura de las Cámaras en lo Contencioso Administrativo. No obstante, eso está en vías de concretarse.
-En marzo usted dijo que en dos meses licitarían la informatización del Poder Judicial con un crédito del Banco Mundial de 12 millones de dólares. ¿Por qué todavía no se hizo?
-Por cuestiones operativas. Hicimos el pliego, lo enviamos al Banco Mundial y ellos plantearon modificaciones. Todo eso llevó mucho tiempo y lo retrasó, pero en los primeros meses de 2001 estaremos haciendo el llamado a licitación.
-Después de años, la Corte se renovó con nuevos ministros. ¿Fue un hecho positivo para el Poder Judicial?
-Los nuevos ministros enriquecieron con su experiencia los objetivos que la Corte ya tenía planteados. No olvide que Julio Gutiérrez proviene de una larga carrera judicial, y que Rodolfo Spuler tiene una extensa trayectoria como abogado. Sinceramente, creo que ambos serán muy útiles para la Justicia.
-Usted parece haber despegado definitivamente de su pasado como funcionario de gobiernos justicialistas. ¿Lo ve así?
-Mire, la política y la Justicia tienen algo en común: ambas recogen, reflejan y tratan de resolver diariamente las más diversas y profundas experiencias sociales. Yo no reniego de mi pasado político, y sostengo que mi experiencia como funcionario resultó útil muchas veces. Eso sí: a la hora de ser juez me manejo estrictamente con el Derecho. Hace diez años que estoy en la Justicia y siempre fue igual.
-¿Su experiencia en política le ayudó a entender la lógica que emplea el Ejecutivo cuando dice no a proyectos destinados a mejorar el servicio de Justicia?
-Diría más bien lo contrario: en todo caso es útil para saber cómo conseguir que esos proyectos salgan adelante. Y le doy un ejemplo: ahora, después de mucho tiempo, conseguimos que la Legislatura aprobara la ley que crea la Plantilla de Jueces. Presentamos el proyecto, hablamos con los legisladores y ellos entendieron que se trataba de algo útil.
-¿Qué es la Plantilla de Jueces?
-Es un banco de suplentes de jueces, un registro de personas propuestas por el Consejo de la Magistratura para reemplazar, en menos de 30 días, a los magistrados que por alguna razón dejen su cargo. Ahora esa tarea suele demorar meses, pero en el futuro será automática.
-Hay cuestiones que siguen pendientes, como el colapso de los juzgados civiles por las quiebras, y de los penales por el aumento del delito. ¿Es posible imaginar soluciones a corto plazo?
-Sí. Estamos hablando con el Poder Ejecutivo para crear tres nuevos juzgados en lo Civil y Comercial, y dos de Sentencia. No es fácil porque no se puede aumentar el presupuesto, pero puede hacerse. El Poder Judicial haría todas las reestructuraciones internas necesarias para otorgarle a esos nuevos juzgados los planteles indispensables, incluso los secretarios. En ese caso, sólo habría que crear los cargos de jueces.
-¿La creación de juzgados especiales para quiebras sería una solución para el fuero civil y comercial?
-Es una de las ideas que estamos impulsando. Otra es la creación del prosecretario de juzgado, que se ocuparía de las cuestiones administrativas y liberaría al secretario para colaborar más estrechamente con el juez. Todo esto es lo que estamos discutiendo en este momento, precisamente con la intención de encontrar soluciones más o menos inmediatas.
-Mientras tanto, cada vez hay más causas y los distintos tribunales en el ámbito de la provincia se muestran desbordados.
-Claro, también hay que tener en cuenta eso. La gente recurre cada vez más a la Justicia para solucionar sus conflictos. Esto es algo incontrastable, como también lo es el hecho de que la Justicia cada vez produce más.
-¿Cómo cree que perciben su gestión los operadores del Poder Judicial?
-Debe preguntárselo a ellos. Seguramente habrá quienes la aprueban y quienes no. Sería una suerte que no exista unanimidad porque el disenso hace al Estado republicano y democrático.
-¿Y la gente?
-Tampoco me corresponde a mí decir cómo creo que percibieron mi tarea. Hicimos muchas cosas pensando en la gente, como la ampliación de los horarios para la atención de los remates, las certificaciones, la firma de poderes, la realización de audiencias en los fueros laboral y de familia. La gente cada vez opina más sobre el servicio de Justicia y, por supuesto, tiene todo el derecho de hacerlo.



Falistocco trazó un proyecto operativo para el Poder Judicial de cinco años.
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