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La felicidad de un hijo

Elvio tiene dos años y tres meses y un diagnóstico de autismo. Existen lugares donde se tiene experiencia terapéutica de 20 años reconocida científicamente y de mejores resultados. Gracias a sus neurólogos, y a mucha gente, logramos saber que los métodos psicoanalíticos eran los únicos utilizados en Rosario. Pero, éste ya no se discute en foros científicos. En Estados Unidos se utiliza el método conductivista y la terapia cognitivo-conductual. Nos dimos cuenta de que tendríamos que traer a la ciudad este método. Al existir una ley de las obras sociales que reconoce tratamientos totales o parciales para la rehabilitación de discapacitados, comenzamos a capacitar a terapeutas que enseñarían a Elvio, que fue diagnosticado al año y medio y tiene buen coeficiente intelectual y muchas oportunidades potenciales para desarrollarse normalmente. Con este proyecto también comenzaron los trámites de la obra social con miles de papeles y junto con esto los problemas, no por Elvio, sino por la obra social. Solicitaron más papeles y aprobaron el expediente en octubre, por lo tanto la cobertura comenzó a correr a partir de ese mes, mientras que el tratamiento comenzó en julio. No se sabe quién pagará lo anterior. El 28 de diciembre tengo la novedad de que la obra social no tiene ni tendrá novedades de pago todavía y surgieron nuevos inconvenientes para estos meses. Quiero pelear por lo único que me importa: mi hijo y por tantos otros que están como nosotros o peor. Además de afrontar el dolor, tenemos que soportar la desesperación, la impotencia y ahora el manoseo. Sabemos que los fondos para nuestro hijo no provienen de la misma obra social (Osdop) sino que deben provenir del Estado, del fondo para los discapacitados. Entonces ¿qué más tengo que esperar? ¿Debo suspender el tratamiento de Elvio? ¿Tengo que quedarme sentada con Elvio agrediéndose en sus berrinches y mirando el techo sin escucharme ni comunicarse conmigo o con el mundo que lo rodea?
Darío Cattaneo y Andrea