Año CXXXIV
 Nº 48.986
Rosario,
miércoles  03 de
enero de 2001
Min 22º
Máx 36º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





En Miami, a ocho mil kilómetros de distancia, rosarinos y villenses mantienen viva la pasión por la redonda
El fútbol y la amistad alivian el exilio
Cuando el sueño también es volver

Osvaldo Flores Norberto Puntonet

Lo más importante de todo es la familia que creamos. Vivir lejos de tu país y de tus costumbres siempre es duro y, sin querer, este equipo de fútbol nos da un motivo más para esperar con ganas el fin de semana, jugar el partido y después ver el clásico del domingo por Fox todos juntos en alguna casa, más tarde el asado y después la guitarreada. Con todo ese condimento, ¿a quién vas a extrañar?, pregunta Mauri Cerella y uno ya adivina la discusión que se ha armado a su alrededor.
El rosarino Ariel Santín tiene su propia opinión: ¿Por qué nos fuimos? Es un poco difícil de contestar, porque todos lo hicimos por distintos motivos. Algunos por aventura, otros por estudio, por la situación del país, para poner algún negocio, o por locura nomás. No todos vinimos en la misma época y cada uno tiene una historia distinta, pero creo que todos quieren volver. Acá podés vivir bien y tratás de hacer una vida similar a la que hacías allá, pero siempre se extraña a la familia que está lejos, a los amigos, al bar de la esquina,...¡hasta a los diputados truchos extrañás!.
En Miami se venden algunos diarios argentinos y los que no llegan se pueden ver por Internet. También hay un noticiero en directo por cable (Telenoche), así que los muchachos pueden estar al tanto de lo que pasa en la Argentina. Yo estoy informado de todo lo que ocurre, porque Argentina sigue siendo mi país y siempre sigo esperando un cambio, señala Cerella, y enseguida ensaya una defensa sobre la situación de los emigrantes: Creo que tanto los que se van como los que ya estamos afuera hace algún tiempo contribuimos de alguna manera a la mejora del país, ya que el gobierno no tiene que preocuparse por nosotros, que muchas veces ayudamos monetariamente a nuestras familias o a algún amigo de allá.
La zona de Miami en la que viven los muchachos del Sudaca está llena de argentinos, y así como hay barrios que ya son conocidos como Pequeña Habana o Pequeña Colombia, pronto llamarán a este barrio La Pequeña Argentina.
Hay varios negocios en los que se venden productos argentinos -cuentan- y un supermercado que cada día incorpora más cosas nuestras. En todas partes encontrás argentinos y los otros latinos y americanos del barrio ya toman mate, comen asado y dicen vos, che y boludo.



Estos cinco argentinos se fueron a Miami en enero de 1981.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Un equipo de amigos
Diario La Capital todos los derechos reservados