El 2000 fue una año de actividad teatral intensa y asegurada contra presagios oscuros. Los teatreros rosarinos adoptaron una actitud positiva ante dificultades que ya son parte del código genético del país. Más de sesenta obras que se estrenaron entre marzo y noviembre en distintas salas de la ciudad. La actividad sumó además inauguraciones de salas y ciclos.
A partir de la puesta en funcionamiento del Instituto Nacional del Teatro, se habilitaron y equiparon salas en todo el país, y los aportes a los grupos, aunque siempre llegan con retraso, se tradujeron en un estímulo concreto. Si bien los decretos de necesidad y urgencia del gobierno nacional recortaron los fondos que debe recibir el INT, los elencos que presentaron propuestas, pusieron en escena sus obras en lo que fue una saludable apuesta contra el desencanto.
El número de obras estrenadas -alrededor de 60- trae consigo la posibilidad de que no todo alcance niveles de excelencia. Sin embargo, hubo casos en los que el reconocimiento llegó no sólo del público local, sino también de organismos y asociaciones que no tienen un vínculo directo con los protagonistas, lo que hizo trascender al teatro rosarino los límites de las no siempre generosas plateas locales.
Los temas fueron desde los localismos, en un intento por reflejar problemáticas y lugares propios de Rosario, sus personajes y su entorno, como los casos de Bruma en la isla, con dirección de Héctor Barreiros, o No ser Dios y cuidarla, con dramaturgia y dirección de Liliana Gioia, hasta el rescate de clásicos nacionales, como Barranca abajo, de Florencio Sánchez, con dirección de María Gordillo, o El organito, de Armando y Enrique Discépolo, y dirección de Raúl Saggini, además de creaciones sobre los siempre vigentes interrogantes en torno a la naturaleza humana.
En ese orden la problemática derivada de las relaciones familiares tuvieron su propio ciclo que se llamó Familias transgénicas. El encuentro fue organizado por la compañía El Eslabón Perdido y el grupo Esse Est Percipi.
Con la iniciativa de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad, también se realizó el Ciclo de Teatro Premiado del que participaron las obras ganadoras del concurso de coproducciones del Area Teatro, un estímulo oficial que perdura a pesar de los ajustes.
Las jornadas de Historia del Teatro Independiente de Rosario fueron un punto de partida para dar un orden orgánico a la actividad entre 1950 y 1990. Organizado por la Escuela de Letras y el Centro de Investigaciones Teatrales de la Facultad de Humanidades, durante dos días participaron miembros de grupos referenciales del teatro rosarino y se reunió a dramaturgos, actores, actrices y directores en un trabajo cuyo resultado tiene como finalidad formar parte de una historia del teatro nacional.
Los elencos La Comedia de Hacer Arte, con El comediazo, y El Rayo Misterioso, con Experimenta 3, y el primer Encuentro de Nuevas Tendencias, aportaron una mirada alternativa sobre las artes escénicas.
Las inauguraciones de salas fueron otro de los síntomas de que la actividad sobrevive a pesar de las crisis. El grupo El Rayo Misterioso inauguró su nueva sede en San Martín 473; Esse Est Percipi, adquirió la sala de Buenos Aires 990; La Trinidad Guevara, dirigida por Lauro Campos, inauguró su sala en Entre Ríos 932; La Manzana, habilitó su nuevo emplazamiento en San Juan 1950 y el Teatro La Comedia fue recuperado para la ciudad después de ser adquirido por la Municipalidad de Rosario.
Si esto sucede es en buena parte por voluntad de sus protagonistas que imaginan otro futuro y se permiten sobrellevar la posibilidad del fracaso o la indiferencia.
Rosarinos en las fiestas
Los elencos rosarinos tuvieron una buena performance en las fiestas del teatro. Los encuentros comenzaron en Venado Tuerto como sede de la fiesta regional, que a partir del año pasado tiene carácter competitivo, y terminaron en Salta en la fiesta nacional.
En Venado Tuerto los rosarinos debieron competir con los elencos de la región Centro Litoral, formada por Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos. Dos de los tres participantes por Rosario fueron seleccionados. H, del grupo La Piara, fue la ganadora y la restante fue Politik Theatre, de La Acción, que dirige Norberto Campos.
Los elencos de la ciudad participaron junto a otros trece provenientes de las otras dos provincias. Los dos obras seleccionadas desembarcaron en Salta, junto a Cuatro cuartos, del grupo Seisenpunto, dirigido por Cristina Prates, que llegó como invitada especial. Las tres obras fueron de las que mayor adhesión contaron por parte del público festivalero.
La realización de la primera fiesta regional amplió también la participación a otros elencos de la provincia, que a su vez está dividida en las sedes de San Justo, Rafaela, Santa Fe, Venado Tuerto y Rosario. La modificación hizo que se sumaran elencos que por cuestiones presupuestarias o geográficas no tenían acceso a los encuentros.
La novedad en torno a la fiesta nacional fue que a partir del año pasado las fiestas de teatro, títeres, danza y mimo se unificaron en una que incluye los espectáculos de todas las áreas y de la cual pueden participar además el teatro para niños, el callejero y de circo. Aunque la modificación significó la pérdida de un espacio individual, las autoridades del Instituto Nacional del Teatro garantizaron que con la modificación se intentó priorizar el espectáculo teatral en general.