Para el director de Planeamiento de la Municipalidad venadense, Guillermo Zampini, el hecho de que Venado Tuerto sea una ciudad con un 63 por ciento de habitantes que provienen de otras localidades puede ser un indicador de que no exista un apego por el lugar ni un fuerte grado de pertenencia al mismo. No es casualidad que en esta ciudad no haya, por ejemplo, agua potable, ya que probablemente no se sienta pertenencia al lugar en el que se vive, dijo el urbanista, quien además reconoció que en el Plan General venadense figura como uno de los inconvenientes más reconocidos el hecho de que la población es susceptible al impacto de las obras públicas masivas. Casilda, a diferencia de Venado Tuerto, no cuenta con un Plan Estratégico de Desarrollo, y cuando se quiso hacer algo al respecto con la participación de instituciones no fue más que un intento.
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