Venado Tuerto. - Las ciudades de Casilda y Venado Tuerto incrementaron su población en un cuarenta por ciento en los últimos diez años, según estimaron urbanistas de ambas localidades. Los especialistas esperan corroborar sus apreciaciones al llevarse a cabo el próximo censo y poder compararlo con el de 1991. Sin embargo, los datos dan cuenta de un enorme crecimiento demográfico en estas ciudades que, en principio, surgen como dos de las más importantes del sur santafesino.
Según el censo de 1991, Casilda contaba con 29.702 habitantes mientras que Venado Tuerto tenía alrededor de 60.000. Los urbanistas sostienen que esas cifras se están incrementando notoriamente. Para el director de Planeamiento de la Municipalidad de Venado Tuerto, Guillermo Zampini, las proyecciones demográficas indican que la ciudad va a tener cerca de 80 mil habitantes, situación que se da por la gran cantidad de habitantes de la región que la eligen para radicarse.
En tanto, Norberto Vila, jefe del departamento de Arquitectura y Planeamiento Urbano de Casilda, sostuvo que esta ciudad rondará los 40 mil habitantes, lo cual significa que al crecimiento vegetativo natural se suman las migraciones internas de la zona. No obstante -aseguró- esos no son factores determinantes para que haya aumentado la población.
Los datos estadísticos indican que Venado Tuerto creció un 129 por ciento en el período 1960-1991, etapa en la cual Casilda lo hizo en un 55 por ciento. De los 26 mil habitantes que tenía Venado en 1960 trepó a 60 mil en 1991. Casilda, que en 1961 tenía casi 20 mil, aumentó su población en nueve mil personas en treinta años.
Parecidas pero distintas
Haciendo abstracción del panorama de crisis económica general, si hay algo que Venado Tuerto y Casilda tienen en común es la pujanza y la sensación de bienestar que viven respecto de otras localidades de la provincia, aunque tampoco escapan a la recesión que, blindaje mediante, prometen que será diluida este año.
Sin embargo, los especialistas coinciden en destacar aspectos muy diversos en cuanto a su composición social. En los diez últimos años Casilda experimentó una suerte de amor por las cuestiones locales, dijo Vila, y explicó que por eso sus habitantes tienen un alto espíritu localista.
Para ejemplo de eso basta con mencionar las dificultades que tienen para recepcionar a las grandes cadenas de negocios, algo que se corrobora en el hecho de que no existe en Casilda un supermercado de grandes dimensiones como los hay en lugares de las mismas características, señaló.
En cambio, en Venado Tuerto el grado de pertenencia de los vecinos se diluye notoriamente, sobre todo si se tiene en cuenta que cerca del 65 por ciento de los habitantes no son oriundos de esta ciudad (ver recuadro). Decenas de bancos de otras latitudes, cadenas de supermercados diversos y grandes negocios de artículos del hogar, por citar algunos casos, dan cuenta de esta realidad y configuran un escenario donde el viejo comercio local compite de igual a igual, a pesar de la historia, con los nuevos y grandes emprendimientos.
Casilda, por la proximidad con Rosario, no ha encontrado la veta industrial para desarrollarse plenamente, como Venado Tuerto, dicen los especialistas.
El hecho de estar enclavado en la intersección de dos rutas importantes (por la 8 y 33) posibilitó un despegue industrial y tecnológico mayor al de Casilda, admitió Zampini, al tiempo que agregó que no son esos los únicos factores ya que también jugó un rol preponderante la poca actividad ferroviaria en la zona.
Otro motivo que los urbanistas destacan a la hora de establecer diferencias de desarrollo entre ambas ciudades es que Venado Tuerto domina una amplia región por el hecho de que no existe otra ciudad en un radio de cien kilómetros que sea más grande o importante. Pero en el caso de Casilda, su cercanía con Rosario disminuye su potencial de crecimiento.