Jorge Kaplán
El año 2000 termina como empezó: en recesión. El optimismo inicial por el recambio de autoridades se diluyó rápidamente bajo las repetidas demoras del ansiado despegue de la economía y las reducciones de las pautas de crecimiento, que por estos días ya se sabe ni siquiera alcanzarán para cubrir el aumento vegetativo de la población. Cierre, convocatoria de acreedores y éxodo fueron las palabras que más se escucharon en torno a empresas de todos los rubros, que sufrieron por partida doble: la depresión del mercado interno y la pérdida de competitividad en el exterior. Sin embargo, hacia el final del año hay algunos signos alentadores, como la mejora en los precios de los commodities agrícolas, el lanzamiento de algunas políticas activas, y la esperanza de que el blindaje financiero dé aire por algún tiempo a las cuentas públicas. En este marco debe inscribirse el hecho de que se haya instalado en los discursos oficiales la idea de rebajar los impuestos a la producción, aunado con una política más agresiva en materia de seducción de nuevas radicaciones. En lo que hace a la ciudad, se dieron algunos pasos en pos de conformar una agencia de desarrollo regional, una tarea imprescindible pero que se retrasó por los personalismos de aquellos que deben impulsarla. Pero, como más vale tarde que nunca, hacia fin de año se terminaron de cerrar los acuerdos políticos, unificando criterios y pautas de su funcionamiento futuro. La perla blanca del año fue el lanzamiento del polo tecnológico de Rosario, una iniciativa que surgió de un puñado de empresas ligadas a la nueva economía y la electrónica, que promete de a poco ir cobrando consistencia. La perla negra se la llevaron los filipinos de Ictsi quienes tras dos años de dimes y diretes se retiraron sin pena ni gloria del puerto de Rosario. Una variedad de empresas de dimensiones y rubros más diversos sufrieron el embate de la recesión a lo largo del año. Un listado rápido de firmas que fueron a los Tribunales durante el año incluye a Cotar, Lheritier, Transportes Bisio, Café Berkel, Balanzas Bianchi Legítima, Librería Ameghino, la aceitera Buyatti, y Tirsa. Peor le fue a otras que terminaron en quiebra como carrocerías Dic, las textiles Texamcorp e Imported (que tenían la licencia de la marca This Week, ahora en poder de Red Brown), Expreso Crítica Córdoba, o el frigorífico Nelson que cerró tras el retiro de la firma que había arrendado la quiebra. En esa misma línea se anotan acoplados Montenegro y Massey Ferguson, que intentaron ser vendidas en el marco de la quiebra, pero no tuvieron éxito. También se produjo la salida de algunos grandes jugadores que reestructuraron sus estrategias. Tal el caso de Unilever que cerró la fábrica de helados Kibon para concentrar esta producción en Brasil, dejando en Villa Gobernador Gálvez la planta de jabones. De un plumazo, 300 empleados de Kibon quedaron en la calle. Un caso similar, pero de menor envergadura fue el del laboratorio Astra-Zeneca que cerró sus instalaciones de San Lorenzo, en donde fabricaban drogas para el corazón que ahora son traídas de Europa. Por el lado del comercio, la cadena de supermercados bonaerense San Cayetano cerró su única boca en Rosario tras sólo dos años de actividad y sin concretar los planes de expansión. En este terreno, también se ubicó Helados Freddo que en menos de un año debió cerrar su coqueto local frente a la Plaza Pringles.
La otra cara de la moneda En la columna del haber de la economía provincial se ubicaron algunos desembarcos e inversiones de importancia. Tal el caso de la fábrica alemana de cosechadoras Claas que comenzó a operar en Sunchales tras una inversión de 1,5 millón de pesos. Por su parte, la exportadora de granos Tradigrain inauguró un puerto cerealero en Arroyo Seco invirtiendo 20 millones. En tanto, las fábricas de maquinaria agrícola Gherardi y Marani se asociaron para la comercialización de cosechadoras. La inversión del sector de la maquinaria agrícola que estuvo en danza fue la de Renault Agricole, la que tras coquetear con Santa Fe y Córdoba no definió una radicación. Lo último que se sabe es que la compañía francesa negocia un acuerdo de comercialización con una firma local. En enero se inauguró una ensambladora de motos chinas en la localidad de Avellaneda en la ex planta de Vicentin. Se trata de la firma Jinarg SA que es un joint venture de la firma de Resistencia Daltac con la provincia china de Jiangsu. La fábrica de equipos para supermercados Arneg-Raffo se capitalizó en dos millones para renovar su línea de productos. Esta joint venture de la rosarina Raffo con la italiana Arneg es un ejemplo de pymes que conforman alianzas con firmas del exterior, fundamentalmente con las peninsulares que se muestran muy interesadas en internacionalizarse a través de esta vía. General Motors comenzó este año la producción de la 4x4 Grand Vitara, tras una inversión de 20 millones, y presentó la unidad número 100.000 del Chevrolet Corsa fabricado en Rosario. Sobre el fin de año, los directivos no descartan fabricar algún modelo o piezas de autos Fiat, en virtud de la alianza de las compañías a nivel mundial. La fábrica de lácteos Williner, que produce las marcas Ilolay y De Lorenzi, abrió un centro de distribución en Rosario. En julio, Café La Virginia invirtió 23 millones en una nueva planta ubicada en Sorrento y Circunvalación. En tanto, siete pymes rosarinas de la alimentación crearon un consorcio para exportar. Se trata de La Fazenda, La Cumbre, Yomo, Pedrín, Ultracongelados Rosario, La Cabaña y Miga Miga, conscientes de que la unión hace la fuerza. La oleada de desembarcos de las cadenas de hipermercados sumó a un nuevo jugador, otro se expandió y un tercero comenzó la construcción. En marzo se inauguró en Circunvalación y Oroño el híper Libertad de la cadena francesa Casino, que tiene entre sus planes abrir una segunda boca en la zona norte de la ciudad. Coto abrió en mayo su local más importante en Circunvalación y Córdoba y otro más en Urquiza y Roca. Sigue a marcha lenta con la construcción del híper de Barrio Martin, en tanto el proyecto del Scalabrini Ortiz continúa hibernando. Mientras tanto, Jumbo comenzó en octubre la construcción de un mega centro de compras en los terrenos de la ex Estexa en Barrio Sorrento, con una inversión que ronda los 70 millones de dólares. Finalmente, El Tigre acordó con la mayoría de sus acreedores para levantar el concurso preventivo y se abrió la chance de resolver un pasivo de 25 millones. En ese sentido, el holding chileno Tambo mostró su interés en comprar la cadena de Francisco Regunaschi, pero habrá que ver.
El deseo más urgente En la columna del haber de la economía provincial se ubicaron algunos desembarcos e inversiones de importancia. Tal el caso de la fábrica alemana de cosechadoras Claas que comenzó a operar en Sunchales tras una inversión de 1,5 millón de pesos. Por su parte, la exportadora de granos Tradigrain inauguró un puerto cerealero en Arroyo Seco invirtiendo 20 millones. En tanto, las fábricas de maquinaria agrícola Gherardi y Marani se asociaron para la comercialización de cosechadoras. La inversión del sector de la maquinaria agrícola que estuvo en danza fue la de Renault Agricole, la que tras coquetear con Santa Fe y Córdoba no definió una radicación. Lo último que se sabe es que la compañía francesa negocia un acuerdo de comercialización con una firma local. En enero se inauguró una ensambladora de motos chinas en la localidad de Avellaneda en la ex planta de Vicentin. Se trata de la firma Jinarg SA que es un joint venture de la firma de Resistencia Daltac con la provincia china de Jiangsu. La fábrica de equipos para supermercados Arneg-Raffo se capitalizó en dos millones para renovar su línea de productos. Esta joint venture de la rosarina Raffo con la italiana Arneg es un ejemplo de pymes que conforman alianzas con firmas del exterior, fundamentalmente con las peninsulares que se muestran muy interesadas en internacionalizarse a través de esta vía. General Motors comenzó este año la producción de la 4x4 Grand Vitara, tras una inversión de 20 millones, y presentó la unidad número 100.000 del Chevrolet Corsa fabricado en Rosario. Sobre el fin de año, los directivos no descartan fabricar algún modelo o piezas de autos Fiat, en virtud de la alianza de las compañías a nivel mundial. La fábrica de lácteos Williner, que produce las marcas Ilolay y De Lorenzi, abrió un centro de distribución en Rosario. En julio, Café La Virginia invirtió 23 millones en una nueva planta ubicada en Sorrento y Circunvalación. En tanto, siete pymes rosarinas de la alimentación crearon un consorcio para exportar. Se trata de La Fazenda, La Cumbre, Yomo, Pedrín, Ultracongelados Rosario, La Cabaña y Miga Miga, conscientes de que la unión hace la fuerza. La oleada de desembarcos de las cadenas de hipermercados sumó a un nuevo jugador, otro se expandió y un tercero comenzó la construcción. En marzo se inauguró en Circunvalación y Oroño el híper Libertad de la cadena francesa Casino, que tiene entre sus planes abrir una segunda boca en la zona norte de la ciudad. Coto abrió en mayo su local más importante en Circunvalación y Córdoba y otro más en Urquiza y Roca. Sigue a marcha lenta con la construcción del híper de Barrio Martin, en tanto el proyecto del Scalabrini Ortiz continúa hibernando. Mientras tanto, Jumbo comenzó en octubre la construcción de un mega centro de compras en los terrenos de la ex Estexa en Barrio Sorrento, con una inversión que ronda los 70 millones de dólares. Finalmente, El Tigre acordó con la mayoría de sus acreedores para levantar el concurso preventivo y se abrió la chance de resolver un pasivo de 25 millones. En ese sentido, el holding chileno Tambo mostró su interés en comprar la cadena de Francisco Regunaschi, pero habrá que ver.
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