La relación con Brasil durante el 2000 fue muy tortuosa, dominada por las constantes denuncias y amenazas mutuas de dumping y competencia desleal. Así ocurrió con toda clase de productos, desde la leche a los zapatos, pasando por los autos. Además, las ofertas de los Estados de Brasil para que empresas argentinas se radiquen en el país vecino estuvieron a la orden del día durante la primera mitad del año.
En un contexto más amplio del comercio exterior, la región sufrió el cierre temporal de los mercados más importantes de carne por el problema de la aftosa. Por otra parte, las firmas locales siguieron expuestas a la competencia de productos importados de bajísimo costo y de origen oriental, que en muchos casos vienen aderezados por la dosis de contrabando. Tal el caso de los textiles y las bicicletas, por citar dos ejemplos.
Los dos primeros meses del año estuvieron agitados por las presiones de muchas empresas que empezaron a pensar que la salida de la crisis estaba en Ezeiza. Así, las dimensiones del mercado y las facilidades ofrecidas por los Estados volvieron tentador forjarse un destino en Brasil.
Uno de los sectores que más apuntó en esa dirección fue el de la maquinaria agrícola. Así, en enero la fábrica de ordeñadoras Bosio se llevó el grueso de su producción a Brasil, y una firma que antes exportaba decidió concentrar el 60% de su producción en Londrina. Cerca de fin de año esta empresa se asoció con una firma sueca que busca aumentar su presencia en el Mercosur.
En los primeros meses del año, en tanto, Sembradoras Tanzi y la fábrica de secadoras Cedar anunciaban que tenían proyectos en marcha para radicarse en Brasil. Por su parte, la fábrica de pulverizadoras Pla desarrolla un proyecto para expandirse en Brasil, aunque sin abandonar su posición local.
El tema preocupó a las autoridades y tanto en gobernador Carlos Reutemann como el propio presidente de la Nación salieron a explicar que este no era un comportamiento masivo. En rigor, muchos de los empresarios de la región aseguraban que no se iban porque en realidad no tenían el dinero suficiente para hacer semejante movida. Pero no dejaban de puntualizar que en el contexto de diferencias de costos entre Brasil y Argentina, el negocio era mudarse.
En el marco de esta guerra con Brasil que se dio en la primera mitad del año, los industriales locales se quejaron airadamente de lo que calificaban como una competencia desleal por parte de los vecinos. Uno de los blancos fue la fábrica brasileña de acoplados y semirremolques Randon que -según sus competidores locales- estaba aprovechando la ley de promoción industrial para importar a menor costo. La virulencia fue calmada por una auditoría realizada por la provincia que detectó incumplimientos por parte de la firma brasileña radicada en Alvear y le reclamó mayor producción local.
Salven a las vacas
El sector lácteo, uno de los más importantes de la economía provincial, sufrió durante el año los efectos de un proceso de desinversión y dificultades para conseguir financiamiento.
En abril, se informó que la producción lechera había caído por primera vez desde 1991, y tras casi diez años de crecimiento ininterrumpido. La crisis financiera del sector y los problemas climáticos hicieron que al ingreso del invierno hubieran pocas reservas de forraje. La consecuencia fue que la producción de leche bajó un 7% y los precios subieron.
Al promediar el año los tamberos pidieron al gobierno, sin éxito, la implementación de un sistema de precios sostén. Para colmo, en los primeros días de diciembre Brasil abrió un nuevo frente de conflicto al prosperar una denuncia de dumping por parte de las exportadoras argentinas. Finalmente en la cumbre de presidentes del Mercosur del 14 de diciembre se pactó una tregua hasta febrero.
El 2000 fue el año en el cual la Argentina logró el status de libre de aftosa sin vacunación, una calificación que la comunidad internacional reconoció al país en el mes de mayo. Pero pocos meses después se detectaron focos de la enfermedad en algunos rodeos, los cuales habrían ingresado al país de contrabando a través de la frontera con Paraguay.
La noticia rebotó en todo el mundo y las puertas de los mercados más importantes que se empezaban a abrir se cerraron de golpe. Los frigoríficos santafesinos aseguraron que dejaron de colocar 25 mil toneladas por las prevenciones de EEUU, Canadá y Taiwan, y la provincia perdió 44 millones de dólares.
Las medidas preventivas tomadas por las autoridades permitieron reabrir las puertas de los mercados, mientras los empleados del Senasa comenzaron a recorrer extraoficialmente los rodeos de todo el país vacunando los animales, ganándose el mote de los hombres de negro.
Finalmente, el miércoles pasado, el secretario de Agricultura, Antonio Berhongaray, despidió alborozado el cargamento de carnes congeladas procedentes de la provincia de Santa Fe que reabrieron el mercado norteamericano.