El alcalde de Jerusalén contribuyó a caldear el clima de tensión al trasladar sus oficinas a la ciudad vieja. Tanto fuentes palestinas, como la izquierda israelí manifestaron su indignación por la actuación del alcalde Ehud Olmert, quien el miércoles trasladó su oficina, ubicada en la zona oeste de la ciudad, a un edificio próximo al Muro de los Lamentos. La actuación de Olmert supone una provocación que puede acarrear una respuesta popular como la que produjo el líder del Likud, Ariel Sharon, con su visita a la Explanada de la Mezquitas, aseguró un responsable del grupo palestino Al-Fatah. La visita de Sharon desató, hace exactamente un mes, una ola de violencia entre israelíes y palestinos, que ya causó más de 350 muertos, la gran mayoría de ellos palestinos. El alcalde de Jerusalén, miembro del ala más derechista del Likud, dijo que el traslado de sus oficinas será sólo por una semana, y que piensa recibir a responsables de Israel y del extranjero para explicarles la importancia que tiene la zona para el pueblo judío. Para el ministro de Justicia israelí, el laborista Yosi Beilin, la actuación de Olmert es un desafío gratuito, que puede encender la mecha y lo instó a que luche por sus ideas por la vía democrática y legal.
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