Año CXXXIV
 Nº 48.982
Rosario,
viernes  29 de
diciembre de 2000
Min 19º
Máx 30º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Balance 2000. Un stand by que no conformó a nadie
El año en que la tele miró su propio ombligo
Pese a las quejas de actores y actrices, la ficción no consiguió despegar

Marcelo Camaño

Si los primeros instantes de la televisión del 2000 se vieron en El día del milenio, los últimos corresponden a los resúmenes del año, una costumbre familiar para una televisión que vivió todo el año de la misma televisión. Dos nombres de programas se repetirán en los resúmenes históricos para el año 2000: por un lado Expedición Robinson y por el otro Okupas. Ambos fueron fenómenos de rating, uno se metió en el corazón de la gente, el otro fue la sorpresa para Canal 7.
Expedición Robinson fue el adelantado de lo que será la tele del 2001, la llegada a la Argentina de lo más polémico del mercado internacional: los reality shows. Expedición... mantuvo en vilo a la mitad de la población de este país, y no hace falta que lo diga el rating, sino que su música se escucha todavía en todos los edificios y su resonancia se discute y se repite en el resto de los programas de televisión, en las radios, en las mesas de café, en todos lados.
En un país donde el escándalo del Senado dividió al año en dos, es normal sospechar hasta de quien duerme a nuestro lado. Pero si Expedición... fue un curro argentino, nunca se sabrá y ya forma parte del mito nacional. Igual que el Senado.
Okupas fue la única opción en ficción que sobrevoló la mediocridad general. El programa fue armado como si una cámara oculta, esa que se esforzó en mostrar Telenoche investiga, se hubiera metido en la historia de la descomposición social de un chico de clase media. El rigor de la dirección y de las actuaciones le aportó algo más que oxígeno a pantallas sobrecargadas por las pelucas de Moria Casan en Buenos vecinos, los llantos de Claribel Medina en Los médicos o las interminables caras de sorpresa de Nancy Dupláa en Los buscas.
El 99 había terminado con una leyenda Somos actores, queremos actuar sobre el pecho de los profesionales de las tablas, esperando con esa semirreforma recuperar el espacio de la ficción en TV. Si bien en Yo amo a la TV, sus panelistas aseguraron que había muchísima ficción este año, apenas se rellenaron algunos horarios recuperados del entretenimiento. Por ese palpitar y Tiempofinal, fueron en definitiva, las únicas propuestas diferenciales, ya que las tiras diarias no aumentaron en comparación al año anterior. Ni en cantidad, ni en calidad. Calientes y Primicias hicieron agua, mientras se consolidaban Vulnerables y Campeones, los grandes ganadores de los premios Martín Fierro de este año en el rubro ficción.
Por el lado de los entretenimientos, la mirada piadosa hacia el público culminó en esta temporada con el alejamiento de Sorpresa y media y de Gente que busca gente, mientras que por el lado periodístico Canal 7 aportó un seleccionado que contribuyó más a la confusión general con nombres como Nancy Pazos, Horacio Embón, Luis Majul y Marcelo Longobardi mezclados a Franco Salomone y Antonio Fernández Llorente.
Una de las principales características del año fue la lucha por la pantalla de los lunes a la noche, un horario codiciado después de las experiencias de Todo x dos pesos y Expedición Robinson. Los sábados también tuvieron sus aciertos en puntos de rating a partir del éxito de Sábado Bus.
Pero no todas fueron flores. Hubo abusos por todos lados, desde el mal gusto hasta la falta de respeto. Por un lado, los meses que lleva el velatorio de Rodrigo, por el otro Tinelli al abusar de su horario con El show de Videomatch sin respetar el horario de Buenos vecinos.
El 2000 tuvo altibajos, números enloquecidos y nuevamente cambios de dueños. El Comfer apuró una nueva reglamentación y una guía de medios. Un año donde se insistió con la participación del público, cuando en realidad el público fue el último convidado a la fiesta de unos pocos.


Notas relacionadas
Las armas de la imaginación
Diario La Capital todos los derechos reservados