Lisy Smiles
Al menos 500 personas comieron alimentos suministrados por el Ministerio de Educación provincial que estaban en mal estado. Ni más ni menos. Muchas de esas personas eran niños. Son pequeños. Sus padres quieren que estudien, van a la escuela. Y una de las razones por las que no dejan de ir es porque allí se alimentan. Viven en el barrio toba. Hay pobreza, necesidades básicas insatisfechas, según los catálogos sociales. Si hubo negligencia, se investigará. Y claro, es obvio. Se presume que no se respetó la cadena de frío entre el proveedor y la escuela, también es probable. Es más, debería ser evitable. Fideos con tuco y postre con crema. Un menú de diciembre del Primer Mundo, donde las temperaturas arrojan bajo cero. Acá hace calor y mucho. También por estos lares los controles nunca son antes, sino después y por un tiempo. Y ahora además de los funcionarios de saco y corbata que monitorean el problema aparecieron nuevos personajes en la escena: las ecónomas, un aderezo para el menú de los escolares, mezcla de porteras con administradora y nutricionista. Todo fatto in casa. Y claro, alguien dirá: Justo a dos días del 28 de diciembre, el Día de los Inocentes, que son los chicos, obviamente, únicamente.
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