Florencio Vega tiene 46 años y vive desde hace 20 en barrio Ludueña. Es un hombre robusto, trabajador y cuando recuerda las situaciones que padeció antes de hacer la denuncia que terminó con la detención de los cinco policías no tiene más que palabras de agradecimiento para todas las personas -funcionarios, comerciantes y periodistas- que colaboraron en el apresamiento. Fue una periodista la que aportó al juez la grabación en la que registró la amenaza telefónica que recibió Vega, cuando el hombre hizo pública la intimidación, ya que la cinta que el comerciante guardaba se borró. Esa prueba fue fundamental en la decisión del magistrado.
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