Año CXXXIV
 Nº 48.980
Rosario,
miércoles  27 de
diciembre de 2000
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Ataque a La Tablada. La decisión sería tomada antes de fin de año
De la Rúa conmutaría las penas
El primer mandatario descartó la posibilidad de un decreto de indulto para liberar a los detenidos del MTP

Juan José Salinas

El presidente Fernando de la Rúa adelantó ayer que es muy probable que antes de fin de año disponga una conmutación de penas que beneficie a los presos de La Tablada, que hoy cumplen 115 días de huelga de hambre y añadió que la posibilidad de un indulto está descartada. El primer mandatario se quejó porque a mí me han tirado todo, me han dejado el problema de los detenidos.
Por su parte, el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos reclamó justicia a los presos de La Tablada, ante quienes, bochornosamente, tanto el Congreso nacional, como los máximos poderes de la Justicia se han lavado las manos como Pilatos.
De la Rúa hizo el anuncio de la posible conmutación de penas durante una entrevista radial, anteayer por la mañana. Uno de los motivos de su cambio de posición (anteriormente había asegurado que no dispondría ni un indulto ni una conmutación de penas) se basa en elementales razones de equidad, luego de que los funcionarios de la cartera política descubrieran que dos de los militantes del MTP que fueron detenidos y juzgados por el ataque contra el Regimiento 3 de Infantería Mecanizada (RIM-3) de La Tablada, se encuentran en libertad luego de que, al parecer en ambos casos, se conmutaran sus penas.
Así lo informó ayer a La Capital una alta fuente del Ministerio del Interior. Durante todo el fin de semana largo intentamos averiguar exactamente en qué circunstancias recuperó su libertad Carlos Falco, pero no hay registros computarizados de las conmutaciones de penas dispuestas por Carlos Menem, por lo que esperamos que en el día de hoy (por ayer) el Ministerio de Justicia nos dé toda la información, precisó la fuente.
Carlos Falco, un adolescente a quien sus amigos apodaban el Tierno, fue detenido en Río de Janeiro por agentes de Interpol el jueves 8 de junio de 1989 junto a su amigo Damián Manzur, un miembro periférico del MTP que no participó en el ataque pero no quiso quedarse en Argentina y tener que explicarlo.
Falco entró al RIM 3 aquel fatídico lunes 23 de enero de 1989 llevando una metralleta Uzi. O bien no sabía utilizarla o ésta se le encasquilló cuando se encontraba con soldados a la vista cerca del puesto Pistola, al este de la unidad, en el lado más próximo a la Capital Federal. Quizá haya tomado súbita conciencia de la gravedad de su situación: lo cierto es que atinó a escapar saltando el alambrado que da a la estrecha calle Somellera y escabulléndose entre las viviendas de la otra acera.
A pesar de ello, el detenido Carlos Motto, el único que aceptó responder la indagatoria del juez federal Gerardo Larrambebere, sostuvo enfáticamente que Falco había muerto dentro del RIM-3, lo que equivalía a sugerir que debía ser el suyo uno de la media docena de cadáveres calcinados que aún restaba identificar.
Coincidentemente, el tercer comunicado del Frente de Resistencia Popular -nombre de fantasía con que el MTP atacó el cuartel-, dado a conocer en Montevideo, donde se habían refugiado algunos fugitivos, dio a Falco como desaparecido.
Además de aquella mentira, dicha para evitarle al Tierno persecuciones, Motto también afirmó que era casi imposible que cualquiera de los incursores hubiera podido salir con vida del cuartel, lo que obviamente no era verdad: si la lista presuntamente extraída de entre las ropas de Roberto Sánchez (el lugarteniente de Enrique Gorriarán Merlo que comandó las operaciones desde dentro del cuartel acatando las órdenes que aquél le daba por radio desde afuera) los incursores fueron 46, de los cuales 28 resultaron muertos. Sumados a los 13 prisioneros que el Ejército reconoció, más los cuatro desaparecidos, da un total de 45.
Uno de los miembros del Grupo Agitación que tenía como objetivo movilizar a los vecinos de la aledaña Ciudad Evita fue Guillermo Maqueda, un estudiante de periodismo de 20 años que fue detenido en mayo de 1989 y -con posterioridad a sus compañeros- condenado a 10 años de prisión por asociación ilícita. Años después, Maqueda fue beneficiado por una conmutación de penas dispuesta por la Corte Suprema.
Funcionarios de las carteras de Justicia e Interior buscaban ayer afanosamente verificar si este no había sido también el caso de Falco, que a diferencia de su compañero, ingresó al cuartel con un arma en la mano.


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