Ariel Etcheverry
El oficial de policía que acribilló a balazos a su ex mujer la madrugada de Navidad fue encontrado por agentes de la Patrulla de Caminos de la Unidad Regional V exhausto, desorientado y con signos de haber caminado durante varias horas. Juan Ramón Farías, de 28 años y titular de la seccional de Angélica, estuvo prófugo durante casi un día hasta ser localizado en un camino rural cercano a la localidad de San Antonio, a 250 kilómetros al noroeste de Rosario. Ahora está formalmente acusado de homicidio calificado y ayer fue trasladado desde Rafaela para que en las próximas horas sea indagado por el juez de instrucción de la 4ª Nominación de Rosario, Jorge Eldo Juárez. Por su parte, familiares de la víctima descartaron que el alevoso crimen haya sido producto de una pelea aislada y remarcaron que se trató de algo premeditado por el policía, que en varias oportunidades amenazó con matar y agredir a Torres e incluso suicidarse (ver aparte). Farías, quien posee el cargo de oficial subayudante, está acusado de asesinar a su ex mujer, Carina Torres, de seis balazos en el interior de un departamento que la víctima alquilaba desde hacía cuatro días en Cochabamba 360. El crimen ocurrió al parecer cuando Torres rechazó una propuesta del policía para volver a vivir juntos. La pareja se había separado hace casi dos años. Durante el tiempo en que convivieron tuvieron un hijo, Santiago, ahora de 4 años. Precisamente fue delante del chico que ocurrió todo. En la discusión, Farías tomó al nene entre sus brazos, sacó una pistola 9 milímetros y acribilló a la mujer, que cayó muerta en la puerta del departamento. Después, junto el chico, vestido sólo con un calzoncillo, abordó el Chevette color bordó de su propiedad y huyó en dirección a Angélica, el pueblo del departamento Castellanos en el que trabajaba. Durante ese viaje, Farías habría perdido el control de su vehículo y sufrió un accidente cerca de San Martín de las Escobas. El vehículo, según distintas fuentes, dio un par de tumbos, pero tanto el policía como su hijo sólo sufrieron lesiones menores. De acuerdo a lo informado por fuentes policiales, el prófugo pudo llegar por sus medios antes de las 7 a la seccional de Angélica, donde dejó a su hijo a cargo de un sargento de apellido Quinteros. Después, tomó dos pistolas calibre 9 y 22 milímetros y 70 pesos que estaban guardados en un cajón, para finalmente abandonar la seccional y escapar en un Renault 18 blanco de la dependencia. Voceros de la Jefatura de policía de Rafaela consignaron que por entonces ya había un pedido de captura en toda la provincia. Por eso, la instrucción que había en la guardia de la dependencia policial de Angélica era preservar ante todo la vida del chico. Según esa versión, Quinteros simuló que ignoraba el pedido de captura y se ocupó del chico mientras su jefe abordaba el automóvil policial y desaparecía. Alrededor de las 7.30, los familiares de la chica asesinada eran informados de que el menor estaba sano y salvo. Para ese entonces Farías inició una fuga que puso en vilo a toda la policía, a pesar de que el coche en el que viajaba tenía escaso combustible. A raíz de esa situación se montaron operativos en estaciones de servicios de la zona para dar con el prófugo. Con el correr de las horas, la policía halló el Chevette volcado cerca de la localidad de San Martín de las Escobas. Farías apareció sobre la medianoche en un camino rural en jurisdicción de San Antonio, a 20 kilómetros al oeste de Rafaela. Estaba cansado, exhausto, desorientado, como tratando de reponer fuerzas y no ofreció resistencia, dijeron voceros policiales del departamento Castellanos. En cambio, una alta fuente policial indicó que Farías decidió entregarse al verse sin escapatoria. Se comunicó con la Patrulla de Caminos e informó dónde estaba para entregarse a la Justicia, precisaron desde la Jefatura provincial. El policía estaba a pie, sin el coche de la seccional en el que se había marchado. Según trascendió ayer, Farías argumentó que lo había dejado abandonado en un campo al quedarse sin nafta, pero no supo decir dónde. El oficial quedó alojado en la alcaidía de Rafaela a la espera de un grupo de las Tropas de Operaciones Especiales que lo trasladó hacia Rosario bajo estrictas medidas de seguridad.
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