Año CXXXIV
 Nº 48.978
Rosario,
domingo  24 de
diciembre de 2000
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Tiempo de revisionismo y malhumor oficial
Según el conductor de Hora Clave, muchos argentinos vuelven a mirar con otros ojos la gestión de Carlos Menem

¿Se acuerda de lo que dijo Juan Domingo Perón cuando volvió?: «No es que yo fui bueno, sino que los que vinieron después fueron peores». Para Mariano Grondona, en la Argentina hay una revisión de la gestión del ex presidente Carlos Menem.
Parecía un muerto político a fines del 99 y hoy es un nuevo referente del PJ, que va a tener que competir con los tres mosqueteros: Carlos Reutemann, Carlos Ruckauf y José Manuel de la Sota. Objetivamente, el ex jefe del Estado es una de las cuatro figuras máximas que tiene el peronismo, agregó Grondona durante una entrevista concedida a La Capital.
Pese a los pronósticos, la mayoría intencionalmente mordaces e irónicos, los primeros doce meses de la gestión aliancista no fueron precisamente aburridos. Según Grondona, todo comenzó a cambiar en mayo, cuando el gobierno aplicó las primeras medidas. Y, en ese sentido, hizo hincapié en uno de los déficits del gobierno, encarnado en la ausencia de iniciativas para la gente.
El tema no es el equilibrio de las cuentas, sino que la sociedad vuelva a ser próspera. Hay una mentalidad fiscalista. Aumentan los impuestos y el transporte, bajan los salarios y las jubilaciones... Al diablo, ¿no?, explicó.
Pero hay otro tema que desvela al periodista: el malhumor en la Casa Rosada y otras dependencias oficiales a raíz de la instantánea que, día a día, toman los medios de comunicación.
En el gobierno están muy enojados, creen que hay mala voluntad. Y es al revés, porque la prensa fue mucho más dura con Menem, enfatizó Grondona antes de sentenciar: Los periodistas políticos y los humoristas somos como los médicos. Si no hubiera enfermos, no existiríamos.

Nada más queda
Durante su último paso por Rosario, Bernardo Neustadt no dudó en afirmar a la La Capital que Grondona se había transformado en el nuevo teólogo de los pobres.
Al editorialista de La Nación le llevó varios segundos encontrar las palabras adecuadas para recuperarse del puñal lanzado por su ex partenaire en la pantalla chica.
Bernardo tiene un rencor tan grande que me da lástima. Me reprocha que siga vigente. Realmente me da pena que viva como un fracasado. El fue un grande, innovó tremendamente en el periodismo, pero ahora se siente como si estuviera proscripto en su país. Espero no caer en lo mismo cuando me llegue la hora, aseveró.
Hubo un tiempo en que fueron inseparables, pero hoy son como el agua y el aceite.


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