Año CXXXIV
 Nº 48977
Rosario,
sábado  23 de
diciembre de 2000
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Reportaje
Elvis Crespo: "Le compongo al cuerpo y al corazón"
El cantante dijo que con su nuevo disco quiere demostrar que no es un artista de un solo hit

Carolina Taffoni

Elvis Crespo no vive en Miami, como toda la flor y la nata de la música latina. Y eso que lleva vendidas tres millones de copias de sus dos primeros discos, Suavemente y Píntame, y que es considerado el máximo exponente actual del merengue. Elvis Crespo sigue viviendo en Puerto Rico, donde, según él mismo dice, la gente está acostumbrada a verlo pasar en bicicleta.
El cantante que nació en Nueva York hace 29 años pasó otra vez por la Argentina -donde alcanzó a vender 220 mil discos-, para promocionar su tercer trabajo, Wow Flash!, que promete un merengue fusionado con otros ritmos como la salsa, la bachata y el samba pero sin perder nunca su esencia bailable. Entre marzo y abril del año que viene Crespo espera volver al país para presentar en vivo su nuevo compacto.
Del otro lado del teléfono, Elvis Crespo habla a toda velocidad, sus definiciones son concisas y su acento es tan contagioso como sus hits. El puertorriqueño está convencido de que la fórmula del merengue no nació para agotarse, cree que es posible llegar al mercado anglosajón cantando en español, defendió al Grammy latino y la labor de los Estefan y dijo que sólo le interesa demostrar su consistencia como músico.
-¿Qué distingue a Wow Flash! de tus discos anteriores?
-En estos dos últimos años viajé por muchos lugares donde pude aprender y enriquecerme con nuevos instrumentos y nuevos ritmos, y después los puse en este disco. Acá hay un poco de flamenco, de samba, de tango y de música árabe. Para que el sonido sea más fuerte y más impactante añadí una cuarta trompeta, más batería y guitarra, y también caja, violín y flauta. En este trabajo van a escuchar un merengue más evolucionado y fusionado, pero que conserva la base del estilo que al público le gusta y que me dio el éxito.
-¿Qué expectativas tenés con este álbum?
-Quiero demostrar mi consistencia como vendedor de discos, y también que puedo presentar otra alternativa dentro de lo que hago. Espero que el público acepte este álbum como recibió a los anteriores.
-¿Por qué está dedicado a tu hijo?
-Porque es el que más sufre con mi ausencia. El es la razón por la cual trabajo con responsabilidad. El hecho de no estar con él todos los días me afecta mucho emocionalmente, pero espero que en el futuro entienda que todo lo hago por él.
-Cuando los temas son bailables, ¿las letras son una cuestión secundaria?
-Mis letras son sencillas, porque yo no puedo componerle al intelecto, le compongo al cuerpo y al corazón. Yo quiero que mis canciones las cante tanto un adulto como un niño de dos años. No quiero escribir cosas tan complicadas que un niño no pueda entender.
-¿Es difícil transmitir la alegría y el optimismo de tu música en países donde la gente está deprimida por los problemas económicos?
-Los artistas somos los que tenemos que lidiar con eso y servimos de intermediarios. Tratamos de contrarrestar cualquier situación de tristeza y transportamos alegría a través de nuestra música. Esa es nuestra responsabilidad. Todos tenemos problemas, pero yo entiendo que hay que ver las cosas del lado positivo, hay que tratar de disfrutar de los buenos momentos al máximo.
-Ahora muchos artistas incorporan ritmos caribeños en sus discos, desde Gloria Estefan hasta Ricardo Arjona. ¿Es un renacimiento del género o un simple oportunismo comercial?
-Gloria es cubana, y creo que lleva el ritmo en la sangre. Pienso que la música del Caribe debería ser más internacional, los que venimos de ahí tenemos el compromiso y la responsabilidad de mostrar que esa música se puede ver con amplitud, que es un género con muchas alternativas, y que podemos llevarla a lugares donde nunca antes había llegado. Cuanto más gente la difunda, mejor.
-En ese proceso, ¿se puede perder la esencia?
-Es muy difícil alejarse de la esencia, porque es atrapante. Creo que se pueden presentar fusiones, pero se debe mantener el balance para no perder la raíz.
-¿Cómo te ubicarías en el panorama del boom latino?
-Yo no me tomo demasiado en serio esas cosas. Suavemente no llegó al mercado anglosajón porque yo lo haya buscado. Es más, cuando grabé ese tema en inglés yo quise mantener el estribillo en español. A la gente en Estados Unidos lo que más le gusta es escucharlo en mi idioma, porque así lo piden cuando llaman a las radios. Para mí como latino es un orgullo que mi canción haya roto con esa pared multicultural y con la barrera del idioma.
-Pero para ganar al gran mercado hay que grabar en inglés...
-Por supuesto, pero también está comprobado que una canción no tiene que estar cantada en inglés para tener éxito. Están los casos de Macarena, de Suavemente, y hasta de Livin' La Vida Loca, porque lo que pegó fue justamente ese estribillo. Es la canción la que gusta o no, más allá del idioma. Yo no descarto grabar un disco en inglés, pero por el momento no me interesa.
-Vos naciste en Nueva York, tendrías más derecho que cualquiera...
-Yo me considero cien por ciento puertorriqueño, solamente viví en Nueva York hasta los seis años.
-¿Que quedó de toda la polémica que generaron los Grammy latinos?
-Nada. Creo que el Grammy latino es una motivación para el artista, y considero que es un logro para nosotros que se transmitan por la televisión americana. Es cierto que se pueden mejorar, hay que aceptar consejos, hasta el más sabio nunca termina de aprender. Pero este evento tiene que existir porque los latinos hemos trabajado duro y merecemos un reconocimiento.
-¿Qué opinás del clan Estefan?
-No creo en eso del clan Estefan. Emilio y Gloria han contribuido enormemente a la música latina y su trabajo es admirable. Ellos sentaron precedente y abrieron las puertas para que a los jóvenes se nos hiciera más fácil el camino. Eso hay que saber reconocerlo y agradecerlo.
-¿Hay mucha competencia entre el frente puertorriqueño: Ricky Martin, Chayanne y vos?
-No, todo lo contrario, hay mucha admiración. Yo lo conozco más a Ricky, pero los dos cuentan con mi apoyo. Musicalmente somos muy diferentes, cada cual tiene su forma llevar su estilo, pero creo que se nos nota que somos puertorriqueños y que somos muy trabajadores.
-¿Qué falta descubrir de tu país?
-En Puerto Rico hay muchos artistas talentosos, pero el mercado musical mundial de hoy es muy competitivo, y no es fácil conseguir grabar un disco y difundirlo fuera del país. Pero cuando se llega, creo que en la cima del éxito hay espacio para todos.
-Acá en la Argentina, en cualquier fiesta popular, se mezclan tus canciones con el cuarteto y la cumbia. ¿Qué conocés de esos ritmos?
-Los escuché, no me desagradan. Pienso que a su manera también transmiten pasión y sentimiento, que es la misión de la música. No me arriesgo a experimentar con esos ritmos porque por ahora estoy concentrado en el estilo que me ha dado el éxito y no quiero confundir al público.
-¿Se puede agotar la fórmula del merengue?
-Para nada, el merengue es una música maravillosa, superdivertida, que es rica para bailar y entiendo que con letras profundas y hasta simpáticas también puede ser para escuchar. Para mí el merengue es una música universal, es muy popular hasta en países tan lejanos como Japón. Yo le abrí las puertas al mundo, ahora otros intérpretes deberían continuar ese camino.
-¿Ya te tentaron con la televisión o con el cine?
-Sí, me ofrecieron actuar en diez capítulos de una telenovela americana, All My Children, pero tenía la agenda llena y no pude ir. También, desde la compañía discográfica, me propusieron un papel en una película donde el protagónico lo haría Tom Cruise. Pero yo todavía no quiero presentarme en esa faceta de actor porque me falta preparación y creo que el público se merece calidad.
-¿Cuál es tu materia pendiente?
-Me encantaría demostrar consistencia, esa es mi palabra favorita. Yo no quiero que se me vea como el cantante de una sola canción, quiero que se me vea como un intérprete de muchos éxitos, que cuando se hable de mí me recuerden por muchas canciones.



Crespo trata de contrarrestar tristezas con su música.
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