Buenos Aires.- La Justicia condenó ayer a prisión perpetua a los hermanos Emanuel y Santiago Da Bouza por el crimen de su padre, en un duro fallo que los encontró culpables por igual del homicidio agravado por el vínculo y alevosía perpetrado la noche del 25 de marzo de 1998 en el barrio porteño de San Telmo.
La breve lectura del fallo del Tribunal Oral 20 culminó con el llanto desesperado de los familiares de los hermanos, que se abrazaron -también entre lágrimas- a sus abogados, quienes les hablaron al oído durante varios minutos.
Es que el Tribunal Oral 20 dio a Emanuel, de 26 años, y a Santiago, de 25, la pena que había pedido el fiscal de juicio Marcelo Saint Jean y desoyó los pedidos de absolución de la defensa de Emanuel y de una condena de ocho años de la de Santiago.
Por unanimidad, los camaristas Cecilio Pagano, Hernán San Martín y Luis Niño consideraron que los dos hermanos participaron por igual en el crimen de su padre, el ex gerente de Techint Ramón Da Bouza, de 44 años, asesinado de dos balazos en la cabeza y a golpes en su casa de Chacabuco al 500 de San Telmo.
A la orilla del 2 x 1
En una larga y tensa jornada que comenzó por la mañana con el alegato de Julián Langevín, abogado de Santiago, se puso fin al juicio oral con una condena que permitiría a los hermanos acceder a beneficios de la Ley de Ejecución penal 24.660 una vez que cumplan 15 años de cárcel.
Los Da Bouza llevan detenidos dos años y ocho meses, ya les corre la ley del dos por uno por carecer de sentencia firme y por ello estarían en condiciones de obtener salidas transitorias en alrededor de once años más.
Esto, siempre y cuando el fallo -ambas defensas anunciaron que será apelado- sea confirmado en todas las instancias judiciales a las que se puede recurrir. En seis meses, si esto no sucede, Emanuel y Santiago también podrán pedir su excarcelación hasta que la condena quede eventualmente firme.
No se buscó determinar la responsabilidad de cada uno, los trataron por igual y yo creo que había diferencia, más allá de la extrema dureza de una condena para dos chicos sin antecedentes y víctimas a su vez de toda la situación, expresó la abogada de Emanuel, Patricia Coitroriú.
El veredicto previsto para las 15 se leyó dos horas más tarde, luego de una tensa espera de familiares y amigos de los acusados, entre ellos sus hermanos menores, de 13 y 17 años, fruto de una segunda relación del padre muerto.
En menos de tres minutos, lo que demandó la lectura del veredicto, todos los presentes en la colmada sala del tribunal oral estallaron en llanto, entre ellos la madre de los jóvenes, el psicólogo y el sacerdote que apoyan a Emanuel y la novia de Santiago.
Por disposición del tribunal, Patricia Polo Devoto -mamá de los acusados y ex esposa de la víctima- no pudo sentarse en esta ocasión junto a sus hijos pero sí se quedó a solas con ellos una vez leído el fallo. Allí, la mujer habló con los dos sin testigos.
En los pasillos esperaban otros familiares, a quienes no se permitió ver a los condenados, hasta que ellos mismos pidieron despedirse de sus dos hermanastros menores, uno de los cuales -de 17 años- entró en crisis de llanto en la mesa de entrada del tribunal.
A medida que fueron desalojando la sala, los rostros apesadumbrados de los funcionarios judiciales pusieron en evidencia algo que se palpó a lo largo de una semana de juicio oral: la dura pena contra los hermanos es la única que podía pedir el fiscal, de acuerdo al Código Penal Argentino.
Incluso, Saint Jean eligió la figura de prisión y no la máxima -de reclusión- que hubiese impedido a los Da Bouza contar con beneficios como el dos por uno o las salidas transitorias.
Fue un fallo moral más que concreto; queríamos terminar antes de Navidad para no estar con esto en la cabeza, todos tenemos hijos de esa edad; fue muy duro y desagradable, fueron algunas de las frases escuchadas en boca de distintos funcionarios judiciales.
Patricia Polo, madre de ambos acusados, salió llorando en mitad del alegato, esperó a sus hijos en un pasillo y besó a cada uno cuando los llevaron hacia el ascensor, rumbo a la alcaidía de tribunales.
El jueves a la noche, la defensora de Emanuel, Patricia Croitoriú, había pedido para el mayor de los Da Bouza la absolución por inimputabilidad o, en todo caso, una pena atenuada por la relación patológica que lo unía a su padre y porque el detenido no fue el autor material de los disparos. La noche del 25 de marzo de 1998, los hermanos Da Bouza fueron a cenar al departamento de su padre. El encuentro familiar terminó con el economista de Techint muerto a golpes y de dos balazos.
En principio, ambos hermanos hablaron de un robo pero al día siguiente del crimen esta coartada cayó cuando se encontró el arma asesina escondida en el armario de un baño y otras evidencias.
Emanuel fue apresado ese mismo día, Santiago escapó y se lo detuvo dos semanas más tarde. Ayer, el tribunal que los juzgó entendió que no hubo atenuantes en el asesinato y que todo fue planeado con anterioridad y frialdad por los dos hermanos.