El presidente Fernando de la Rúa pidió ayer disculpas a los argentinos por los momentos difíciles que tuvimos que pasar durante el 2000, aunque subrayó que no le importó arriesgar su capital político por tomar las medidas más duras en el primer año para salvar el Estado. Yo nunca supe hacer demagogia, he sido criticado y agredido. Peleé duro y en muchos momentos me sentí solo, pero en definitiva terminamos este año con un gran éxito, el blindaje 2000. Esto es lo que estábamos haciendo mientras algunos decían que no hacíamos nada, aseveró De la Rúa. En el mensaje que brindó con motivo de las Fiestas de Fin de Año, que se difundió anoche por cadena nacional, De la Rúa reiteró que el 2001 será un gran año para todos y subrayó que ahora nos toca crecer mucho, trabajar mucho y hablar menos. El jefe del Estado aseguró que hubo que luchar mucho, trabajar duro para lograr el blindaje financiero que nos saca del riesgo y crea una plataforma extraordinaria para el crecimiento, pero advirtió que yo no tomo medidas que sean pan para hoy y hambre para mañana, ya estamos hartos de eso. Les pido disculpas por los momentos difíciles que tuvimos que pasar. Yo también disculpo a quienes me ofendieron, aseveró el primer mandatario, durante el mensaje que fue grabado en los jardines de la residencia de Olivos. De la Rúa dijo que el blindaje llega después de un año difícil, para ustedes que están soportando una crisis prolongada que lleva casi cuatro años castigándonos y difícil para mí también porque algunos especulaban con que dilapidaría mi capital político para hacer lo que se debía hacer para salvar el Estado. En otro tramo del mensaje, De la Rúa dijo: El blindaje es un éxito para mí como presidente y para todo el pueblo que se beneficiará, porque a partir de esta extraordinaria operación económica podremos crecer espectacularmente y comenzar a generar los empleos que necesitamos. Dijo que el blindaje genera un fondo de garantía tan grande para el país que despeja cualquier amenaza o duda sobre el futuro de la Argentina, subrayando que el mundo creyó en nosotros, es hora de que empecemos a creer en nosotros mismos. Al enviar el saludo a los argentinos en nombre suyo y de su familia, concluyó: Cuídense con los festejos.
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