José L. Cavazza
El productor Jorge Alvarez siempre quiso construir proyectos exitosos alrededor de la figura del guitarrista Gustavo Montesano. A mediados de los 70 apostó todas sus fichas a Crucis, el primer grupo de rock sinfónico argentino, donde Montesano tocaba el bajo y era el músico de mayor carisma de la banda. Años más tarde en España -país de su actual residencia-, cuando el ex Crucis integró la banda de rock Ole Ole, el legendario productor argentino también tuvo su participación. Y hoy Fantasía flamenca, el álbum que Montesano grabó junto a la Royal Philharmonic Orquestra y músicos gitanos, fue una idea que nació en la cabeza de Alvarez. El disco, que acaba de editarse en España y Argentina, apunta a llevar algunas de las obras más famosas de la música clásica al ritmo flamenco. Era junio de 1998 -cuenta Montesano-, Jorge Alvarez y yo comíamos en un restaurante de Madrid cuando me explicó por primera vez esta gran idea que había tenido: interpretar melodías clásicas muy populares en un estilo flamenco con guitarras, palmas, cajones y la Royal Philharmonic Orchestra. También me pidió que hiciera unos cuantos demos para saber como podría sonar aquello. Me pareció una locura maravillosa y un reto apasionante para mí. Así que me fui a mi casa y comencé a trabajar con mi piano, mi guitarra, mi computadora. No fue tarea fácil, tuve que cambiar tempos, armonías y hasta compases para que todo encajara de forma natural. Acabé las dos primeras (Mendelssohn y Mozart) y se las envié a Jorge a Miami -dice el guitarrista-. El estuvo satisfecho con ellas y me pidió dos más. Seguimos trabajando de ese modo durante ocho meses. Era tiempo de grabar y dedicamos otro año a esta tarea. Un nuevo disco de fusión se había producido en el mundo. -¿Cómo fue el trabajo de ensamble con la orquesta y cuáles fueron las pautas pactadas? -El ensamble se hizo en el trabajo de edición, ya que fueron grabaciones distintas. La parte flamenca se grabó en Madrid, porque la mayoría de los músicos eran gitanos y entonces todo resultó más cómodo hacerlo en España. La parte clásica fue grabada en los estudios Abbey Road de Londres, donde hay una sala espectacular para que puedan grabar las grandes orquestas. Por otra parte, no hubo ninguna pauta, más bien fue un experimento que empecé a gestarlo como un trabajo de alquimista. -Fantasía flamenca muestra que hay obras clásicas más maleables que otras a la hora de la fusión, ¿por qué elegiste esas obras y no otras? -Teníamos dos premisas fundamentales: que las obras fueran populares, es decir, las más conocidas que pudiéramos encontrar entre los autores clásicos, por eso se eligió Para Elisa de Beethoven, por ejemplo, y otra de las prioridades fue que no fueran escritas para guitarra. Son obras para piano y piano y orquesta. No queríamos hacer obras clásicas españolas de Joaquín Rodrigo, por ejemplo, porque hubiera sido más fácil. De la otra manera el reto era más interesante para mí. -En el caso de Mozart, específicamente la Sinfonía Nº40, donde la melodía es muy reconocible y popular, parece más forzado el traspaso al flamenco? -Puede ser, pero yo estoy muy contento con las versiones de Mozart que hicimos, sobre todo por lo que tú dices. La Sinfonía Nº40, que tiene toda una introducción de guitarra muy poderosa, me parece una de las versiones más logradas. -¿Importó más que los temas sonaran bien flamencos o hacer buenos arreglos? -Sinceramente, no me planteé ninguna de las dos cosas. Me dejé llevar bastante por los instintos, y los arreglos salieron con mucha naturalidad y rapidez. Tuve que imaginarme, para cada obra, de qué palo flamenco la quería hacer, rumba, tanguillo, soleá o bulería, pero una vez definido este punto lo demás salió con mucha fluidez. No tuve grandes dificultades y me dejé llevar como si la música fuera una corriente de aire, un cable a tierra. -Este tipo de discos, ¿qué distancia separa lo creativo de lo recreativo? -Más bien creo que refleja algo que los músicos estamos haciendo cada vez más, que es la fusión. Si es creación o recreación es algo que debería decir la crítica. Lo importante fue que la hemos pasado muy bien los músicos que participamos de este proyecto. -¿Le gustó el disco al público de música flamenca? -Yo creo que sí, sobre todo porque intervienen grandes estrellas de la música flamenca (El Negri, Tino di Geraldo, Manolo Soler y Juan Carlos Romero, entre otros), pero Fantasía flamenca apunta más allá del público flamenco y de España misma, por eso fueron elegidas las obras más populares de la música clásica. Nuestro fin es que sea escuchado por el tipo común. Seguramente, algunos puristas del flamenco no estarán de acuerdo con el disco. Pero a mí, desde que estoy embarcado en esto de la fusión, no me interesa ese tipo de público ni de opinión. Sus ideas son tan rígidas como las de un nacionalista. -¿Tu primera influencia fue la música clásica? -Cuando era chico empecé a tocar en el piano música clásica, y esa fue la primera influencia importante que tuve. Después de eso, siempre la música clásica me acompañó. -Por ejemplo Crucis, que hacía rock sinfónico. -Que también era música de fusión, entre la clásica y el rock. Eran las obritas que yo componía en casa en el piano y las llevaba a la banda, y ahí empezábamos a desarrollarla. No te olvides que yo tenía 16 años. Como se sabe, Crucis no era un grupo estrictamente de canciones, sino más bien de pequeñas obras, y también un grupo de fusión. -Y ahora, ¿te sentís lejos del rock? -El rock sinfónico para mí fue muy importante. Me dio la oportunidad de empezar en la música. De vez en cuando agarro la guitarra eléctrica, pero sinceramente estoy más interesado en estas nuevas formas de fusionar músicas. Debido a mi larga estadía en Madrid, aproveché para reencontrarme con los auténticos ritmos flamencos y gitanos que desde siempre formaron parte de mi persona, así como la música clásica. Ambas músicas, desde chico, evidenciaron mi pasión por la música en general.
| |