Claudio Castricone (*)
Cuando se pasa por la avenida Ovidio Lagos, a la altura del 6500, se observa una zona fabril. Pero pocos saben que a unos 800 metros al oeste de ese sector se encuentra Tío Rolo. Los primeros vecinos comenzaron a llegar en 1972, cuando todavía no había ni luz ni agua. Este barrio comenzó como casi todos, con gente que gracias a los ahorros compró un terreno y levantó su casa. Son 600 familias que viven en la jurisdicción de la vecinal y la mayoría pertenece a la castigada clase media. Signos de esperanza son los trabajos comunitarios: el apoyo escolar y el costurero que funcionan en la salita Padre Mugica, la copa de leche de la iglesia presbiteriana y las tareas de la Casa de la Comunidad. Y como en todo barrio tiene sus personajes: el ex boxeador Cacho Coria que le enseña boxeo a los chicos del barrio, y doña Nena, quien para cada Navidad adorna con luces el árbol del frente de su casa y a la medianoche del 24 de diciembre invita a los chicos del barrio y le reparte jugos, caramelos y algunos juguetes. * Sacerdote del barrio
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