Gabriel Lerman
Los Angeles.- Quizás porque sus previos intentos de hacer comedia fueron estrepitosos fracasos de boletería o porque los tiempos turbulentos de su propio matrimonio con Patricia Arquette no lo estimulaban para reirse mucho, lo cierto es que Nicholas Coppola, mejor conocido como Nicolas Cage, no intentaba suerte con el humor cinematográfico desde que en 1994 se dio de narices con Trapped in Paradise, junto a Dana Carvey y It Could Happen to You con Rosie Perez. Por eso es toda una sorpresa verlo como protagonista absoluto de Un hombre de familia, el nuevo film de Bratt Ratner (Rush Hour, Money Talks), en donde interpreta a un ejecutivo de Wall Street que, parodiando aquella fantástica historia de Dickens, Cuento de Navidad, tiene la oportunidad de descubrir como hubiera sido su vida si la hubiera vivido de otra manera. Y aunque al principio se horroriza porque su auto deportivo se ha convertido en una combi y su espectacular novia en una esposa cansada (Téa Leoni), termina descubriendo las bondades de la vida familiar. Y aunque luego Cage protagonizará la violenta Windtalkers de John Woo y más tarde en la romántica Captain Corelli's Mandolin de John Madden, todo parece indicar que retornará a la comedia con Adaptation, el nuevo filme del dúo que inventó Quieres ser John Malkovich, Spike Jonze y Charlie Kaufman. -¿La película cambió mucho durante el rodaje o filmaron el guión que habías leído? -El guión original era muy bueno, pero tenía una inclinación hacia la comedia disparatada que a nosotros no nos interesaba demasiado. Lo que leí fue una versión más tonta que la película que filmamos. Digamos que la volvimos más realista, menos graciosa, pero más auténtica. -¿El hecho de que la historia tuviera lugar en Nueva York tuvo algún peso a la hora de decirle que sí a Un hombre de familia? -No realmente. A los guionistas en cambio sí les parecía importante. Por alguna razón, ellos insistieron en que los personajes vivieran en Nueva York. De todos modos creo que esta película podría haber tenido lugar en cualquier parte, pero también creo que querían mostrar la nieve navideña. -¿Te has puesto a pensar que sería de tu vida si hubieras elegido otro camino? -Bueno, eso me pasó en la vida real cuando volví a mi viejo barrio en Long Beach, California, invitado por una revista. Recuerdo que en ese momento me pregunté si no me había forzado a mí mismo a ganarme un lugar en la industria del cine. Supongo que si no hubiera ido a Hollywood a probar suerte, algunas cosas en mi vida hubieran sido más sencillas. Probablemente ciertas cosas en mi vida personal, que prefiero no discutir públicamente, hubieran sido diferentes. Hoy puedo ver muchas cosas que pasaron en mi vida que no parecen haber sido coincidencias. Son cosas que me hacen creer que yo ya tenía mi destino prefijado. -¿Qué sugerencias le darías a un hombre joven que quiere casarse con su novia de la secundaria pero también quiere ir a probar suerte a Wall Street? -Que no veo cual es la razón por la que no puede hacer las dos cosas. Uno puede casarse con su novia de la secundaria y al mismo tiempo tener una carrera. Pero todo el mundo atraviesa diferentes etapas en la vida, pueden pasarte cosas que llegan a sorprenderte. Lo importante es tratar de que no te sorprendan y la forma de conseguirlo es siendo consciente de que pueden producirse esos cambios. -¿Cual fue el momento que cambió todo en tu vida? -En el terreno de la actuación, llegó un momento en que me dije que estaba harto de que me rechazaran los directores de reparto. Ya estaba muy cansado de presentarme a una audición tras otra para que nadie me diera trabajo. Así que me dije que me iba a presentar un par de veces más, y si nadie se interesaba en mí, me convertiría en pescador o marino mercante. Había escuchado hablar sobre los barcos pesqueros que trabajan en Alaska y me parecía una vida interesante. De pronto me dieron un papel y me olvidé de ese sueño, pero llegué a pensarlo muy seriamente. Si no me hubieran dado el papel probablemente mi vida hubiera sido otra. No sé que hubiera sido de mí si me hubiera convertido en marinero. -Rechazaste este proyecto durante mucho tiempo, ¿cuál fue la razón? -No me veía haciendo una comedia mientras atravesaba un período en el que prefería hacer personajes más sombríos. No me veía reflejado en el título de la película, Un hombre de familia. Finalmente Brett Ratner, el director, me aseguró que ésta iba a ser una comedia diferente, que no iba a ser para nada ligera ni manipuladora, algo que detesto en cierto cine que hace Hollywood. -Una de las cosas mas interesantes que propone la película es que los dos caminos que puede tomar este personaje eventualmente lo llevan al mismo sitio. Daría la sensación de que el mensaje en Un hombre de familia es: No importan tus decisiones, vas a terminar siendo lo que el destino ha elegido para vos. ¿Es así? -Es cierto, pero insisto. No creo que una cosa tiene que excluir a la otra. Creo que uno puede tenerlo todo. Esa fue una de las cosas de la película que me intrigaron. Tiene un final elegante porque uno no sabe bien que es lo que puede pasar aunque uno sospecha que algo tiene que pasar. Porque este hombre tiene que haber aprendido algo de su experiencia. -¿Es verdad que cuanto más experimentado es un actor más necesita dirección en el set? -Creo que no. Yo suelo colaborar mucho con los directores con los que trabajo, especialmente si se trata de un director que tiene una visión muy clara de lo que quiere hacer, como Bratt, por ejemplo. El me ayudó mucho en esta película pero por lo general mi tendencia es a dirigirme a mí mismo. Si nadie me da direcciones, me las puedo dar yo. -¿Por qué eligieron a Téa Leoni para que te acompañara en este filme? -Porque tiene una ternura maternal muy difícil de encontrar en una actriz. Ella acababa de convertirse en madre y estaba muy tranquila durante su audición. Cada vez que tratábamos de sorprenderla, ella reaccionaba con calidez. Además, Téa es muy graciosa. Fue la mejor actriz que podíamos haber elegido para este papel. Audicionamos a muchas actrices excelentes, pero Brett sintió desde un principio que el papel tenía que ser para Téa. -¿Sos vos el que canta la canción en la película? -La voz es la mía, pero está grabada con un registro más alto. Yo me di cuenta que Jack no podía ser un gran cantante. Tenía que ser un tipo cualquiera tratando de cantar, porque lo suyo tenía que ser una muestra de coraje. Si hubiera sido un cantante profesional no hubiera sido tan emotivo. Es simplemente un hombre común tratando de cantarle a su mujer. -¿Cómo fue la experiencia de cantar? -Aterradora. Horrible. Fue una de las escenas más difíciles porque el lugar estaba lleno de gente. Brett me pedía que cantara un poco más, y un poco más. Yo no quería saber nada, pero él insistía. Fue espantoso. -¿Es cierto que fuiste vos el que convenció a Johnny Depp de que probara suerte como actor? -Sí, es cierto. El vivía en Miami y yo en Hollywood. Johnny tenía una novia que se mudó a Los Angeles y cuando él se mudó con ella nos hicimos amigos. Ella me lo presentó y poco después empezamos a jugar al Monopoly. Un día le dije que él tenía que ser actor. Johnny me respondió que él nunca iba a poder actuar. Yo insistí en que él debía hacer la prueba y le propuse que hablara con mi agente. El seguía sin decidirse. Finalmente le di el teléfono de mi agente e insistí para que la llamara. Lo hizo, y la primera vez que fue a una audición, le dieron el papel. -¿Cómo te diste cuenta que él podía llegar a actuar? -Fue un presentimiento. Lo cierto es que hace años que no lo veo, pero en aquel momento tuve una reacción instintiva. Tenía un carisma muy especial que lo volvía una persona muy agradable y yo estaba seguro que eso se podía trasladar a la pantalla. -¿Y a Jim Carrey también le dijiste lo mismo? -No. Yo he sido amigo de Jim desde hace muchos años, pero no tuve ninguna influencia en su carrera. Sin embargo, siempre supe que le iba a ir muy bien. Solía presentarlo en un club de comedia cuando la gente no sabía muy bien como tomar su rutina porque era bastante exagerada. Yo solía decir entonces que Jim iba a ser uno de los mejores comediantes del mundo. Era mi manera de presentarlo frente al público.
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