Muchos empresarios de la ciudad no ven con buenos ojos la avanzada de las pymes brasileñas. Incluso, algunos me critican por asistirlas. Lo que ocurre es que como estas firmas no vienen a invertir millones, no generarán puestos de trabajo, ni beneficios para el fisco y ni una red de proveedores, como pasa con los grandes desembarcos, su llegada es vista como un aumento de la competencia barata, justo en tiempos de una fuerte recesión, relata Ricardo Diab, presidente en Santa Fe del la Cámara de Comercio Argentino-Brasileña. El sector que más embistió contra las firmas del país vecino fue el de la industria del mueble. También se escucharon fuertes críticas en las fábricas de calzado. En tanto, es menor el malestar en el sector textil y en el de agroalimentos. La industria del mueble -un sector clave en el sur santafesino, que en localidades como Cañada de Gómez representa el 50 por ciento del producto bruto- atraviesa una fuerte crisis debido, entre otras cosas, al aumento de las importaciones brasileñas baratas desde la devaluación del real. Los empresarios, que este año cortaron varias rutas de la provincia en protesta por la invasión de productos del socio del Mercosur, denuncian además que los muebles ingresan a precio de dumping. Otro sector conflictivo es el del calzado. Precisamente, la cámara de empresarios a nivel nacional del sector denunció hace una semana que el 50 por ciento de las fábricas del rubro está en riesgo de desaparecer debido al incremento de importaciones que llegan del Brasil un 40 por ciento más baratas que la producción argentina. El cierre de esas empresas implicaría en todo el país la destrucción de 12 mil empleos directos. Según los empresarios nacionales, sus pares del Brasil no respetaron el acuerdo que ambos alcanzaron para poner cupos al comercio del calzado, y en el segundo trimestre del año las importaciones subieron el 70 por ciento con respecto al mismo período del año pasado. En el sector textil el malestar por la avanzada brasileña es menor. Eso se debe, en parte, a que las firmas ya sufrieron el grueso de la crisis por el aumento de importaciones a principios de los noventa con la apertura comercial. Además, los productos que vienen desde Brasil son de baja calidad, y la industria local hoy es fuerte en el segmento de ropa de marca dirigido al mercado de los consumidores con alto poder adquisitivo. En tanto, desde el sector de agroalimentos todavía no se escucharon grandes quejas. La competitividad de la industria de la provincia y el hecho de que los brasileños ofrecen productos típicos de su país no generó encontronazos en la competencia por los mercados. La Aduana debe dejar de ser un colador por el que pasa mercadería de contrabando y subfacturada. Pero es un error intentar frenar el comercio que es legal. Además, los empresarios de Rosario deben ver también las oportunidades de negocios que ofrece una pyme del Brasil y no sólo el hecho de que su llegada significa más competencia en la ciudad, sugirió Diab.
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