Un hombre herido a puñaladas, decenas de hinchas, entre ellos niños y mujeres, alcanzados por balas de goma y por lo menos 20 agentes lesionados fue el resultado de un violento enfrentamiento entre simpatizantes de Racing y policías que forzó la suspensión del clásico de Avellaneda cuando Independiente ganaba por 2 a 0 en otro de los terribles actos de vandalismo y locura que tiñeron de negro un supuesto sábado de fútbol (ver página 15).
El simpatizante de Racing herido con un arma blanca, de unos 25 años, fue trasladado junto a otras 11 personas al hospital Fiorito de esa localidad bonaerense, informaron fuentes policiales.
Los disturbios comenzaron cuando los hinchas de Racing, enfurecidos por la derrota, abandonaron la cabecera local para buscar a los simpatizantes de Independiente y se ubicaron sobre un sector lateral de las populares, donde se cruzaron ferozmente con el personal policial.
Después de un intercambio de piedras entre ambas parcialidades que duró cerca de siete minutos, alrededor de 30 policías ubicados en ese sector intentaron controlar el clima disparando masivamente balas de goma y gases lacrimógenos a la gente, hiriendo a hombres, niños y mujeres que miraban el partido en forma pacífica.
Quince minutos de locura
Los enfrentamientos entre simpatizantes y policías, que incluyeron proyectiles de todo tipo, trompadas y gases lacrimógenos, se extendieron por más de 15 minutos y también provocaron heridas en por lo menos agentes de la fuerza de seguridad.
El descontrol generado en el estadio, transformado en un verdadero campo de guerra, hizo que la gente destrozara algunos puestos de panchos y bebidas y buscara refugio en el sector de prensa.
La violencia también alcanzó a Ariel Helueni, un periodista de Torneos y Competencias, que recibió un piedrazo mientras realizaba la cobertura del escándalo que se generó en el epílogo del encuentro.
Según trascendió, el herido de arma blanca habría sido atacado por un vendedor de panchos, simpatizante de Independiente.
El partido entre Racing e Independiente contó con un operativo de seguridad compuesto por 800 policías y 100 agentes de seguridad privada, que insólitamente no pudieron evitar que ambas hinchadas ingresaran al estadio con bombas de estruendo y banderas de clubes rivales.