Año CXXXIV
 Nº 48967
Rosario,
jueves  14 de
diciembre de 2000
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La interna política atenta contra el futuro

Sergio Faletto

Central está en la puerta de concretar un importante acuerdo con Barcelona de España. La entidad de Arroyito se encuentra en un estancamiento político y económico. El club sigue generando nuevos valores futbolísticos. Los directivos continúan en una estéril pelea por una mínima e insignificante posición de poder. El horizonte compartido con los catalanes hace entusiasmar al pueblo canalla. Mientras algunos dirigentes buscaron en su momento ubicarse estratégicamente en un lugar para colarse en la foto con César Luis Menotti. En síntesis, Central es lo importante, razón por la cual es hora de que algunos realicen un gesto noble para con la institución que dicen querer y admitan que el club no necesita de figurones ni de portacredenciales.
El actual gobierno auriazul tiene muy poco tiempo para tomar una determinación crucial, pero saludable: quiénes se quedan y quiénes se van. Porque los protagonistas de esta gestión se han encargado de extender un manto de sospecha sobre ellos mismos, con acusaciones cruzadas, con imputaciones graves, con la instalación de una interna feroz que lacera la integridad de todos. Hasta la de aquellos empresarios que alguna vez fueron convocados para que aporten una cifra de dinero a cambio de porcentajes de pases de jugadores y así aliviar la situación financiera que supieron conseguir. Pero así como en el cambalache están todos manoseados, Central es un papel carbónico: mancha.
Un referente del fútbol canalla sintetizó la crisis política al decir: Esto no da para más, que de una buena vez hagan la guerra final para que el perdedor se vaya y el ganador gobierne.
Y para colmo de males llegaron los panfletos y todo se complicó mucho más. El contexto político se agravó en los últimos días con la seguidilla de volantes que manos anónimas arrojaron en estratégicos lugares de la vía pública, volantes que ponen en tela de juicio los valores morales de algunos directivos y colaboradores. Esto se convirtió en el tema diario. Y andan los unos y los otros buscando a los autores del hecho. Y se miran con desconfianza. Haciendo especulaciones por lo bajo. Como si en Central no hubiera otros problemas más importantes por resolver. Entonces, abundan los volantes, pero nadie conduce.
Central necesita otro modelo de gobierno. Porque está en vísperas de un acuerdo trascendental. Será cuestión de que las partes en pugna rompan la hipocresía y resuelvan el conflicto. Porque es imprescindible que Barcelona compruebe que en la entidad de Arroyito existe una gestión monolítica, firme y con determinación. Todo lo contrario a lo que hoy se visualiza. Y si los actuales directivos no ofrecen garantías necesarias para asociarse a un club serio, serán los responsables absolutos de que una inmejorable ocasión haya naufragado en el oceáno Atlántico. Y junto con esta posibilidad, el propio Rosario Central.



Sauan y Vesco tiene mantienen claras diferencias.
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