Año CXXXIV
 Nº 48.966
Rosario,
miércoles  13 de
diciembre de 2000
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Entrevista. El secretario de Cultura y Comunicación criticó los reflejos conservadores
Lopérfido: "Mi etapa como vocero del presidente fue horrible"
El funcionario dijo que para explicar la renuncia de Chacho inventaron demonios

Rodolfo Montes

Los bombos de una marcha más retumban sin piedad en la Plaza de Mayo y se amplifican en todos los rincones de la Casa Rosada. El edificio preserva su valor histórico al tiempo que su dimensión física real, y no simbólica, se va tornando modesta en contraste con los grandes proyectos inmobiliarios de la ciudad que la rodean, como Puesto Madero. La amplia oficina del secretario de Cultura y Comunicación, Darío Lopérfido, que tiene una impecable vista a la mítica Plaza de Mayo, no está exenta del constante rugido de los diferentes reclamos. La calidad de vida aquí no es la mejor, se suelta el funcionario, en una entrevista exclusiva con La Capital.
El Secretario de Cultura y Comunicación se sigue reivindicando como rockero, aunque ya no sea el novio de una guitarrista famosa. Trabajar en cultura es su pasión y, sin tapujos, considera que su etapa de vocero del presidente fue horrible. Lopérfido forma parte de hipervapuleado Grupo Sushi y es uno de los amigos más íntimos de Antonio de la Rúa. No toleraron que un tipo de 35 años hable en nombre del presidente, se posiciona el funcionario frente a sus críticos.
-¿Fue un alivio dejar de ser vocero del presidente?
-Lo hice con una gran vocación de servicio, sin importarme mi cansancio ni mis preferencias. Fue una cuestión de solidaridad personal con De la Rúa y con la Alianza, pero fueron momentos difíciles. En la jerga de la política se dice que los funcionarios de un gobierno que recién asume son infantes de marina, los que primero desembarcan y primero mueren.
-Se habló mucho del equipo de jóvenes, del que usted formaría parte, que entornan e influencian al presidente.
-Nos sobredimensionaron... Hay un reflejo conservador en parte de la sociedad y de la prensa, que decían «cómo puede ser que estos pibes tan jóvenes...». Creo que no se toleró que un tipo de 35 años hable en nombre del presidente. Cuando leía los diarios me encontraba que cada día tenía más poder, pero era virtual. Yo vengo en la estructura de De la Rúa desde hace varios años y la gente de la cultura lo sabe, pero cuando nos dimos a conocer a nivel de todo el país, muchos se preguntaron: «¿Quiénes son estos pibes?».
-¿Un grupo cuyo plato de cabecera es el Sushi?
-Son fantasías, a mí no me gusta el Sushi, apenas lo probé una vez. Esto fue una metáfora que inventó la revista Noticias, contraponiéndonos a nosotros con otro tipo de militantes políticos que comen empanadas de carne y se chorrean el juguito. El tema era porque el Sushi es más limpio.
-¿Por qué el Grupo Sushi o la Juventud Antoniana, como también se los apodó, quedaron ligados con la renuncia de Chacho Alvarez?
-Es la típica visión conspirativa de la política. Para explicar lo inexplicable, como fue la renuncia de Chacho, inventaron un demonio: los jóvenes.
-¿Cómo se debe política cultural en la Argentina de hoy?
-A la cultura la defino como un derecho humano, una herramienta productiva. Apostamos a desarrollar las industrias culturales que le ayudan al país. Por ejemplo pienso en la cantidad de gente que emplea el cine, además de lo importante que el país tenga buen cine nacional. Nos interesa que tenga trabajo el director de cine y también el que lleva en la moto las películas a revelar. Este es un discurso nuevo, nunca antes la Argentina había pensado la industria cultural de esta manera.
-¿Qué diferencias hay entre la política cultural de la Alianza y la del menemismo?
-Con excepción del período de (Mario) Pacho O'Donnel, que impulsó leyes importantes como la del teatro, lo del menemismo fue muy chato. La mayor diferencia con nuestra gestión es que nos proponemos innovar, lo de ellos era un criterio viejo, conservador. Estamos recreando un nuevo discurso alrededor de la producción cultural, que no sea algo vacío, porque, de lo contrario, los economistas te ganan la partida y siempre te dejen sin recursos.



El funcionario se posicionó frente a sus críticos.
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