Jorge Altamiranda, asesinado de manera dramática ante su familia, fue protagonista de un hecho que durante semanas atrajo la atención pública local. El 29 de setiembre de 1998, trabajando como guardia de seguridad del Centro Universitario Rosario, disparó su arma contra un ladrón en la Facultad de Psicología, pero el balazo hirió a un consejero superior de la Universidad, que se recuperó. El incidente ocurrió cuando varios miembros del centro de estudiantes sujetaban a un muchacho al que habían sorprendido robando una bicicleta. En eso, mientras se producía un tumulto, Altamiranda abrió fuego y el tiro hirió a Lucio Chendo, un dirigente de la agrupación Franja Morada que no participaba de la pelea, sino que se encontraba a un costado. Altamiranda aseguró que el arma se había disparado accidentalmente.Este episodio desencadenó un sumario interno, además de la causa penal, debido a que los guardias de seguridad de la universidad tienen prohibido portar armas.
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