Adriana Cantero llegó a su cargo en 1995, designada por la ex ministra de Educación María Rosa Stanoevich, que de hecho se mostró sorprendida por la renuncia y expresó a este diario que si bien tuvieron diferencias de estilos operativos, Adriana es una excelente profesional. Si la tuviera que calificar le pondría un 9, dijo la fuera alguna vez docente de Cantero. Stanoevich y Cantero marcaron un cambio en la gestión educativa, sobre todo si se recuerda que a sus antecesores, Fernando Bondesío y Antonio Ferroggiaro, pocas veces se los escuchaba usar términos cercanos al ámbito educativo, menos al pedagógico. Justamente, Cantero salvó la falta de respuestas a mucho de los reclamos de padres, docentes y alumnos con un hábil discurso en el que mezcló los términos que imponía la reforma educativa y aquellos extraídos de los autores de lectura obligatoria para maestros. Rodeada por un equipo de coordinadoras, asesoras pedagógicas que brillaron por su ausencia durante estos cinco años, pudo encontrar sin embargo respuestas para enfrentar la larga pelea entablada con los padres de escuelas del centro que le reclamaban la aprobación de los 8º y 9º años de la EGB. Este tema fue crucial, por lo extenso y porque el actual ministro del área, Alejandro Rébola, pareció desconocer todo lo argumentado en su momento por Cantero cuando, finalmente, en una búsqueda de congraciarse con los padres, decidió que el año próximo algunas escuelas rosarinas cuenten con estos cursos. Tal vez esa fue una diferencia de estilo de gestión. Sin embargo tampoco la dejó conforme a la directora Cantero que el nuevo ministro nunca la recibiera, algo a lo que estaba acostumbrada con Stanoevich y Venesia, ya que el ministro dialogó sólo con todos los directores regionales colectivamente. La cita acordada para el lunes en Santa Fe será la primera y la última que ambos funcionaros mantengan.
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