Juan Carlos Albornoz
El juez federal de Mendoza Luis Leiva y Raúl Moneta estuvieron ayer cara a cara, en un encuentro efímero y cargado de tensión, al presentarse el magistrado a declarar ante la Comisión de Acusación del Consejo de la Magistratura, órgano que actúa en la causa que investiga el presunto mal desempeño de Leiva. En algún momento, el empresario alcanzó a mascullar insultos tales como basura y mentiroso. El magistrado explotó recién en su declaración formal y denunció que el ex director del Banco Mendoza armó con su chequera un ejército de jueces, empresarios y personalidades dispuestos a destruirlo, entre los que incluyó a la Corte Suprema Justicia de la Nación. Este encuentro fue sólo el primer round de una pelea que continuará el martes, ya que Leiva ocupó casi todo el tiempo de la sesión en desmentir que le pidió una coima a Moneta para dejarlo en libertad. Al margen de este descargo, queda una lista de denuncias por mal desempeño sobre las cuales el magistrado debe responder. Todos los pronósticos respecto al voltaje que tendría la audiencia que se celebró en el cuarto piso de los Tribunales porteños quedaron cortos. Moneta esperó al magistrado con mirada desafiante y luego siguió con atención cada detalle de las más de cinco horas que insumió la declaración de Leiva. Así las cosas, el presidente de la Comisión de Acusación, Pablo Fernández, advirtió que desalojaría y haría detener a todo aquel que intentara causar disturbios como los que se produjeron en el mismo lugar hace una semana atrás, cuando declaró la diputada Elisa Carrió. De todas formas, el empresario se ocupó en mirar a Leiva todo el tiempo con evidente desprecio. Y en varios momentos de la declaración del juez, su rostro mutó de la rigidez y la rabia a la expresión irónica. En un momento Moneta rió, levantó una mano y, frotando sus dedos, le hizo a Leiva la seña de que había recibido dinero mal habido. Leiva, que hasta evitó mirar a Moneta, hizo una declaración de defensa, en la que, junto a un equipo de secretarios, estuvo ocupado el pasado fin de semana. Despojado de toda mesura, el magistrado aseguró que Moneta armó una cooperativa de la denuncia y una arquitectura judicial, emprendimientos que -dijo- nacieron en el momento justo en el que la causa Banco Mendoza pasó de sus manos a las de la Justicia federal porteña, y que sólo tuvieron como objetivo acabar con su carrera en la Justicia. Más de uno se sorprendió cuando Leiva afirmó que la Corte Suprema no se había tomado el trabajo de leer el resolutivo donde se argumentaban las razones por las cuales el expediente sobre la caída del banco de los mendocinos debía ser tratado en un juzgado de la Capital Federal. Según el magistrado, esa resolución fue contraria a derecho y estuvo pergeñada por una mano negra, a la que no identificó. Además, y tras asegurar que su colega Carlos Liporaci adquirió bienes impresionantes después de que decidió levantar la orden de captura que había hecho recaer sobre Moneta, tampoco dudó en poner en tela de juicio la honestidad de otros jueces porteños, aduciendo que también colaboraron en la estrategia del empresario. En esa lista, que por la gravedad de los cargos de Leiva podría originar una causa en la Justicia penal, el magistrado mencionó a Gustavo Literas (quien ordenó que la causa Banco Mendoza volviera a foja cero), Claudio Bonadío (pidió la destitución de Leiva para investigarlo sin fueros en la causa de la supuesta coima) y a los camaristas porteños que impulsaron el traslado del caso Banco Mendoza a Buenos Aires. La Comisión de Acusación apenas tuvo tiempo para interrogar al magistrado tras su extensa declaración. Sin embargo, cuando debió defenderse de algunas denuncias ajenas a las que tiene por su manejo de la causa Banco Mendoza, hubo consejeros que dudaron de sus argumentos.
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