El año pasado, Candelaria Bessone, Celeste Díaz, María Angélica Longo, Sonia Stuto, José Luis Ulloque y Alejandra Zenón comenzaron a trazar las primeras lineas del proyecto: Queríamos preservar la cultura y la historia de nuestra ciudad, recordó Celeste Díaz. Para esto, los seis estudiantes de Bellas Artes se abocaron a investigar la época de esplendor de Pichincha. No obstante, cuando llegó el momento de plasmar el mural, los vecinos del barrio sumaron sus recuerdos y llegaron a convertirse en coautores de la obra. Desde que empezamos a preparar la pared para pintar se nos comenzó a acercar gente, primero en forma curiosa, a preguntar qué íbamos a hacer. Después, conforme avanzaba nuestro trabajo nos ponían a prueba: «¿Por qué ponen esta moneda?», nos preguntaban cuando veían la reproducción de las latas del Petit Trianón. Querían ver si realmente conocíamos las costumbres de Pichincha, recordó Díaz. Pero no todas las críticas fueron capciosas. Muchos vecinos acercaron sus fotos de algún prostíbulo, ubicaron los nombres y direcciones de los tugurios más concurridos y acercaron sus anécdotas. Estaban muy contentos y era muy gracioso ver a señoras de 80 y 90 años que nos contaban cómo eran los lugares y las personas que allí concurrían, comentó María Angélica Longo. La elaboración del mural demandó cerca de cuatro meses y muchas personas se llegaban a diario a ver cómo trabajábamos, contaron los artistas. Hoy, a partir de las 18, los vecinos de Pichincha podrán hacer su evaluación final del trabajo. Para la inauguración del mural los estudiantes de Bellas Artes elaboraron un folleto que recrea, con documentación histórica, cada una de las anécdotas y personajes retratados. Y como los vecinos no querían estar ausentes, sumarán también una exposición de fotos y dibujos del barrio.
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