El rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Ricardo Suárez, salió al cruce de la seguidilla de paros docentes que se sucedió en el ámbito académico durante el año al considerar que estas medidas de fuerza caen en saco roto, ante la falta de respuestas contundentes a los reclamos que las sustentan. Asimismo, el titular de la casa de altos estudios lanzó: Hubo 24 días sin clases en la Universidad, son muchísimos y una estructura educativa como la nuestra no los puede soportar. En tal sentido, Suárez confesó estar preocupado por el fuerte avance de las universidades privadas solventados con grupos financieros, interesadas en el negocio de la enseñanza privada en la Argentina.
Suárez reclamó una vez más a los profesores universitarios que revean su forma de expresar los reclamos sindicales. Las huelgas docentes son mi preocupación. Hemos tenido en lo que va del año 24 días sin clase y sigo insistiendo en que hay que buscar otra alternativa al paro, como modalidad de protesta, subrayó.
La situación parece haber llegado al límite para las autoridades universitarias. Si uno junta 24 días, se dará cuenta de que son muchísimos, en relación a los poco menos de 200 que hubo de clase, comparó Suárez, y agregó: En una estructura educativa como la rosarina, esta catarata de paros va dejando un vacío en el proceso de enseñanza.
Ante esta situación, en muchas cátedras se están aplicando parches para cumplir con los respectivos programas de estudio, con clases de repaso y consulta, pero que de ninguna manera pueden contrapesar casi un mes sin clases, apuntó el ex decano de Económicas.
Suárez invitó tanto a docentes como a no docentes universitarios a que de aquí en adelante comience un diálogo distinto, más fructífero mediante el cual se tenga la seguridad de que el rectorado los está apoyando en sus petitorios ante el gobierno nacional.
Más categórico, Suárez aseguró: Este criterio de hacer huelga no conduce a nada y el tiempo está demostrando que estas protestas caen en saco roto.
Pronóstico estable
Por otro lado, la tijera del ajuste se alejaría para el año entrante de los claustros universitarios, al menos en el mantenimiento de los 92.200.000 pesos que la UNR insume anualmente para subsistir. Incluso, durante el 2000 las 12 facultades registraron una reducción de las partidas asignadas al pago de salarios, que del 98 por ciento de presupuesto total pasó al 95 por ciento.
Me he comunicado días atrás con el secretario de Educación Superior de la Nación, Juan Carlos Gottifredi, y afirmó que el presupuesto quedará igual para el año entrante, lo cual da una pauta previsible para el futuro, dijo con expectativa el rector.
Suárez dejó entrever que la seguidilla de paros decretados en las 12 facultades de la UNR le están haciendo el caldo gordo a grupos privados.
Veo con preocupación un fuerte avance de las universidades privadas de grupos financieros del Consejo Económico Argentino, de Adeba, que están interesadas en que haya un fuerte incremento de la enseñanza privada, advirtió con dureza el rector.
Pero el razonamiento se fundamentó con datos recientes, emanados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH).
El informe indica que el 66 por ciento de los sectores con mayor poder adquisitivo de la Argentina cursan estudios universitarios, y de este total más del 80 por ciento lo hace en la universidad pública.
Si uno traduce estos indicadores al arancelamiento en universidades privadas, se podría generar una torta de más de 700 millones de dólares por año. El negocio potencial más grande del país, enfatizó Suárez.
Como si esto fuera poco, el rector basó su llamado de advertencia al comparar la realidad universitaria argentina con las de Brasil y Chile. En San Pablo, el 85 por ciento del alumnado va a universidades privadas. Y en el país trasandino, el Estado sólo aporta el 30 por ciento a la enseñanza pública de nivel superior. Esto provoca el endeudamiento de las casas de altos estudios con los bancos por el sólo hecho de sobrevivir, al solicitarles permanentemente financiamiento, remató el directivo.