Año CXXXIV
 Nº 48955
Rosario,
sábado  02 de
diciembre de 2000
Min 18°
Máx 28°
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






La Fundación Furman tuvo que cerrar la panificadora
Unas 1.200 familias pobres de Santa Fe dejarán de recibir el sustento diario que donaba la institución benéfica

Jorge Sansó de la Madrid

JORGE SANSO DE LA MADRID
La Capital
Santa Fe. - Es todavía una sorpresa, con visos de incógnita, insinuación de controversias y con certeza de dramas cotidianos: cerró la panificadora de la Fundación Furman que a diario entregaba gratuitamente 1.200 kilos de pan a unas 1.200 familias carecientes.
Desde el jueves en la que 25 carteles en las vidrieras del establecimiento propaló en silencio la funesta noticia, hay aproximadamente unas 6.000 personas que ya no tienen pan todos los días; un alimento que para muchos era casi lo único (al menos seguro) para comer.
Detrás del drama sobreviviente compuesto por esas miles de historias individuales de esas tantas personas que a diario hacían cola en la puerta de la panadería y agradecían íntimamente que hubiera un hijo de inmigrantes judíos que habiéndose hecho rico hubiera decidido devolver a la ciudad mucho de lo que decía deberle, el rostro cruel de la realidad puede leerse claramente.

Pérdida de ahorros
Como consecuencia de la quiebra del Banco Patricios de Buenos Aires, nuestro benefactor Boris Furman, único sostén de esta panificadora, sufrió una pérdida de sus ahorros con los cuales solventó durante 12 años la elaboración de 1.200 kilos de pan por día para donarlos a otras tantas familias de condición humilde. Ante la imposibilidad de obtener desde algún otro ámbito el recurso necesario para mantener esta fuente laboral y la colaboración para esas 1.200 familias, lamentamos tener que comunicar el cierre definitivo de la panificadora. Este dolor es compartido por el benefactor, Sr. Boris Furman, el personal de la panificadora y las 1.200 familias que necesitan ese kilo de pan en sus hogares. Que Dios con su infinito amor nos proteja a todos, dicen los carteles.
No queda claro aún el proceso por el cual se desencadenó el peor final que, además, significa la pérdida de la fuente laboral para 10 personas. Mientras la administradora Lucía García confirmó el cierre recordando que tras el subsidio de 20 mil pesos otorgado por el gobernador Carlos Reutemann, la Secretaría de Promoción Comunitaria nos prometió maquinaria y fondos que hasta hoy no recibimos.
La directora de Acción Social, Celia Arenas, salió a los medios de comunicación a aclarar que no es causa del gobierno provincial el cierre. Explicó que además del subsidio inicial se había otorgado otro de 23 mil pesos cuyo crédito presupuestario estaba reservado y que se destinaría para maquinaria e insumos, lo que hubiese permitido -según manifestó- sostener la panificadora tres o cuatro meses para luego iniciar otra etapa mientras se exploraban alternativas para hacer competitivos los costos.
García, admitió también que una de las dificultades infranqueables fue la intransigencia del personal a aceptar una reducción salarial para bajar los costos a fin de lograr hacer competitiva su producción.



El horno de la fundación ya no se encenderá.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Un mecenas que fue muy pobre
Diario La Capital todos los derechos reservados