Cuando todavía el gobierno provincial y la policía no se reponen del desastre de la comisaría 25ª, los conflictos en los colapsados penales de comisarías volvieron a latir. Ayer a la tarde, la fuga de tres menores del penal de la comisaría 2ª derivó en un violento motín protagonizado por un grupo de reclusos. Y pese a que la sombra de lo ocurrido en el penal de Pueblo Nuevo se reflejó en algunas alternativas, ya que los internos quemaron un colchón y provocaron destrozos en los calabozos, esta vez no hubo un desenlace trágico. El incidente finalizó, no obstante, con diez presos y ocho policías heridos. En medio del incidente, según voceros policiales, una automovilista embistió a un móvil del Comando Radioeléctrico y escapó del lugar. Según señaló el comisario Osvaldo Fernández, titular de la seccional 2ª, todo se inició cerca de las 15.30. A esa hora, trece de los veintitrés reclusos alojados en los tres penales estaban en el patio enrejado cuando cortaron un barrote de una de las celdas. Después tres menores alcanzaron un largo pasillo que desemboca en la calle y continuaron con el escape. Los tres fugitivos destrozaron el blíndex de la puerta de la oficina de guardia con una piedra y escaparon en dirección a la puerta. Una vez allí inmovilizaron al agente que custodiaba el portón. Golpearon en la cara al policía con un elemento punzante y fugaron por la calle Paraguay en dirección al norte. Los dos agentes de la guardia, que habían resultado lesionados por la rotura del cristal, iniciaron la persecución de los presos y a los tres cuadras, en San Luis y Entre Ríos, atraparon a los reclusos. Pero el suceso no terminó allí. Cuando los tres menores llegaron a la comisaría se desató la revuelta: siete presos alojados en los penales 1 y 2 destrozaron un depósito en desuso. Allí sacaron elementos contundentes y comenzaron a arrojarlos contra los agentes. Quemaron un colchón en el pasillo de la celda y en ese momento tres presos que no quisieron participar de la revuelta salieron de los calabozos, comentó. Luego de un vano intento conciliador del comisario Fernández para superar el conflicto, el jefe policial, según su propia explicación, debió convocar a agentes del Comando Radioeléctrico y del Cuerpo Guardia de Infantería para controlar lo que ocurría. Con el ingreso de los refuerzos comenzó una batalla cuerpo a cuerpo con los detenidos que arrojaban piedras a los agentes. El oficial aceptó que durante la refriega los uniformados dispararon balas de goma para evitar el desborde. Cuando la calma había retornado y los médicos de dos ambulancias del Sies atendían a los heridos en el penal, llegaban a la seccional de Paraguay al 1100 los familiares de los presos. Ana María Blanco estaba exaltada y no paraba de repetir que no se iba a mover de ahí hasta saber cómo estaba su hijo porque ellos están esperando que nos vayamos para llevar a los chicos heridos al hospital. Su hijo, José Alberto Colomé, de 17 años, está detenido desde hace seis meses por un episodio de robo y el jueves próximo iba a ser excarcelado. En tanto, Fernández consignó que diez menores fueron derivados a la comisaría 4ª y a la seccional 21ª. Se trata de los menores que intentaron escapar y los siete que protagonizaron el motín. El oficial justificó el traslado a raíz de los destrozos que provocaron los presos. Rompieron la pared que dividía los dos penales, las cuchetas y la mampostería. Cuando la revuelta se había desatado ocurrió otro incidente en la esquina de la comisaría: un auto guiado por una mujer que circulaba por San Juan embistió al móvil 1259 del Comando Radioeléctrico que arribaba al lugar. La colisión provocó un choque múltiple en el que resultaron dañados otros dos vehículos policiales. Según fuentes policiales, las dos mujeres que viajaban en el auto escaparon del lugar y uno de los agentes fue internado en el Sanatorio Parque con traumatismo de cráneo. A raíz de la refriega resultaron con heridas leves diez presos y ocho policías, de los cuales cuatro prestan servicio en el Cuerpo Guardia de Infantería y el resto en la seccional 2ª. Por otra parte, médicos del Sies indicaron que los detenidos sufrieron escoriaciones en la cabeza y la espalda.
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