Pablo Procopio
Para la Real Academia Española, la murga es una compañía de músicos malos, pero a juzgar por la convocatoria que obtuvo el II Encuentro Regional de este tipo de grupos percusionistas, realizado en el Parque de España, la calidad musical no ocupó un plano principal para el público. La gente priorizó el ritmo, la alegría y una contagiosa diversión que, para muchos, es un verdadero remedio para soslayar los problemas. El drama de la crisis social y hasta el grito de los excluidos fue puesto de manifiesto en las letras de las canciones adornadas con redoblantes y bombos. Trajes estridentes de manufactura hogareña, zancos, panderetas y banderas crearon un microclima en una apacible tarde dominguera y se quedaron hasta que las velas ardieron. Esta es la música resaca, la que se deja de lado como la borra del café, graficó Nora Schujman, integrante de la murga Caídos del Puente, que organizó el encuentro. Esta vez, las agrupaciones participantes (18) fueron el doble que el año pasado. Al generar estos actos, vamos haciendo historia, sostuvo otra murguera, Celeste Montechiarini. Para los mentores de la iniciativa, es una forma de que se conozcan estos fenómenos de expresión popular que van creciendo en todo el territorio del país. Se trata de revivir el espíritu del carnaval donde nació la murga, pero desde lo particular, con estilos, estéticas e improntas propias. De hecho, la consigna que compartimos todos los grupos es que todo el año es carnaval, dijo Schujman. Pero no es precisamente la alegría lo que conforma las letras de las canciones. Cuando cantamos, la gente aplaude y sonríe porque se siente identificada. El gobierno y la crisis de representación son parte de la movida murguera, expresó Montechiarini. En rigor, el carnaval es un fenómeno que une lo contradictorio: lo malo y lo bueno, la alegría y la tristeza. Los murgueros se autoconsideran parte del pueblo. Participan de marchas y escraches junto a organizaciones sociales. El encuentro se realizó ayer y el sábado y fue auspiciado por la Secretaría de Cultura municipal, la Universidad Nacional de Rosario y el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, entre otras entidades.
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