Año CXXXIV
 Nº 48.951
Rosario,
lunes  27 de
noviembre de 2000
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El cura cuestionó la ayuda social del gobierno
Padre Montaldo: "Hay que ser creativos con las protestas y sumar esfuerzos"
El sacerdote reclamó que se creen puestos de empleos en vez de aumentar los bolsones de comida

Isolda Baraldi

Debemos decidir qué queremos de nuestros gobiernos, de los responsables de la economía; si queremos que nos tiren un pedazo de pan o que nos den los medios para obtenerlo, propuso en voz alta el padre Edgardo Montaldo ante La Capital. La frase fue disparada a caballo de la grave situación económica en la ciudad y refiere a los anuncios de un aumento de la ayuda social que periódicamente hacen la Nación, la provincia y la Municipalidad. Muchas veces nos dicen que consiguen traer desde el gobierno central un trozo más de pan para poner a la mesa, algún bolsón más de comida, pero nada que haga decir que dentro de poco no vamos a necesitar más esa clase de ayuda, opinó, y recomendó ante la situación que hay que ser creativos con las protestas.
El cura, con 32 años de trabajo en el barrio Ludueña y en cuya vicaría comen diariamente 2.600 chicos, no dudó en acusar a las leyes del mercado y la dirigencia política como los responsables de la situación socioeconómica que afecta a millones de argentinos.
Es terrible pero ya nos acostumbramos a recibir tantos ataques a la vida, es decir recibir a las expresiones de la muerte, aseveró, y agregó: Cada vez más está imperando el Dios becerro de oro que en la actualidad se llama mercado, que es el que toma las resoluciones.
Como para no dejar dudas en su discurso, Montaldo dio como ejemplo las últimas medidas tomadas por el presidente de la Nación, Fernando de la Rúa. El gobierno tomó las resoluciones que según dice serán para mejorar la economía del país, pero nosotros esperábamos otra cosa, a ver si alguna vez ganábamos algo, recordó.
Sin pelos en la lengua, afirmó una y otra vez que son todos signos y expresiones de la muerte. Según el cura, la sociedad reacciona como puede ante las distintas situaciones adversas. En algunos lugares los problemas afectan directamente a la subsistencia de las personas, como la desocupación o el no tener qué darle de comer a los hijos, en otros casos se atropellan sus derechos, señaló.
A partir de su experiencia Montaldo tampoco olvidó referirse a otra problemática derivada de la crisis social: la violencia familiar. Hay que ir respondiendo a todas las cuestiones, ahora está presente el tema de la violencia familiar que deriva directamente en el abuso de menores, señaló e indicó que la problemática es una cruda realidad que se vive en los barrios carenciados.
Más allá de acompañar los reclamos de la gente, el cura llamó a sumar fuerzas para resistir el modelo de exclusión social. No como organizaciones, sino trabajando en cada sitio, en cada proyecto. Además, hay que ser creativos con las protestas, sumar esfuerzos y pensar qué queremos de nuestros gobernantes, reflexionó.
Recordó que la parroquia en la que actúa no fue creada oficialmente. Según relató, en el año 68, junto a un grupo de jóvenes, se integró al barrio, y las necesidades de los vecinos dieron lugar a una serie de proyectos que se hicieron realidad.
Primero fue la escuela primaria, el jardín de infantes, los talleres de capacitación laboral, en fin, espacios que la gente necesita, señaló.
Entre sus pertenencias, Montaldo exhibió un Padre Nuestro acorde con la situación de muchos sectores marginados. Allí se pide, entre otras cosas, que el pan nuestro de cada día sea el fruto de un trabajo digno, que logre «comer en casa», en familia y salvar nuestros niños y jóvenes de la violencia, la delincuencia y del «negocio intocable» de la droga. También en el texto se invoca un no nos dejes caer en tentación de adquirir «tarjeta de corrupto» para aprovechar ocasiones oportunas.
Con el rostro curtido por el sol, el cura remarcó los pasajes bíblicos y la doctrina de la Iglesia en favor de los que menos tienen. Entre otros, recordó: Dios está en el grito del pobre y desde siempre quiso que su pueblo sea libre.


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