Año CXXXIV
 Nº 48.945
Rosario,
martes  21 de
noviembre de 2000
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Reportaje
Gastón Portal: "Creo que cada vez somos más imbéciles"
El joven productor de PNP y Medios locos dijo que no tiene muchas esperanzas sobre el futuro

Marcelo Menichetti

Fueron los jóvenes quienes produjeron los cambios más notables en la televisión de la última década. En cuanto los canales y algunos financistas les dieron un lugar, las nuevas generaciones impusieron el desparpajo y la informalidad en un medio que ya tendía al acartonamiento y a la repetición de esquemas. Para muestra allí están los Tinelli, los Repetto y los Suar.
Esa nueva forma de hacer y analizar la televisión abrió los espacios para la autocrítica y en ese plano, Perdona Nuestros Pecados, fue el programa que se erigió en emblema. Conducido por Raúl Portal, el envío mostró -y aún lo hace con la misma efectividad- la cara vergonzosa y cómica de la TV, repitió furcios y contradicciones y se rió de sí misma en un ejercicio que le mantiene la salud. Ese programa fue creado por su conductor y por Gastón Portal, su hijo, que adoptó a la producción televisiva como su modo de expresión.
El productor llegó a Rosario de pantalón corto, acompañando a su padre quien conducía, junto a Virginia Hanglin Los juegos del 3. El programa que hacía por Canal 3 a mediados de los 80, proponía juegos y presentaba a diferentes clases de crotófalos. Con él Gastón aprendió el arte de la producción desde la cocina del programa. En esa época creía que hacer producción era llevar y traer café, admitió el hoy exitoso productor de PNP y de Medios Locos.
En un tiempo escribió un teleteatro y actuó en él. Sin embargo eligió estar detrás de las cámaras y hoy permite que su padre y su novia se luzcan en las pantallas mientras él elucubra nuevas formas de presentar los errores y disparates que se generan en el medio de comunicación más popular de la Argentina. Paralelamente sigue buscando caminos y produce otros programas como Medios Locos, un periodístico con altas dosis de delirio que sale a la medianoche, de lunes a viernes, por Canal 7.
-¿Usted realiza un trabajo que le permite ver, en forma exhaustiva, la TV del país. ¿Qué nivel tiene la televisión argentina?
-Pienso que creció en algunos rubros y decreció en otros en los últimos 15 años. Creció en todo lo que hace al maquillaje de los programas: en realización, edición y también algo en la producción. Decreció tal vez en los contenidos, porque se ocuparon más en lo primero que producir buenos contenidos. Y todo este tema de la competencia salvaje complicó un poco las cosas.
-¿Usted piensa que el camino de la producción independiente es el cable?
-No, no, no hablo solo del cable... Lo que yo digo es que, desgraciadamente, en la televisión abierta argentina hay menos espacios. No lo dije por el Canal 7, que en ese sentido es una excepción. El cable tiene un proceso tan largo que es difícil poder explotar con un programa. Tal vez pasen cuatro años antes que empiece a funcionar, como para que se haya visto lo suficiente para que vaya a la televisión abierta. Pero creo que igual se va a abrir empresariamente porque es evidente que los programas que funcionan son, en su mayoría, de productoras independientes que arriesgaron. Entonces se van a dar cuenta los canales que es bueno arriesgar. Importa que haya ideas originales y contenidos.
-¿La idea de criticar al resto de los medios, como pasa en casi todos los programas que hace, no es una idea parasitaria del trabajo ajeno?
-No, porque yo soy parte del medio. Es más bien una visión -si nos queremos poner un poco más profundos- humorística de la vida. A mí me divierte el humor absurdo; me divierte lo que pasa alrededor. A las situaciones más tontas tal vez les encuentre una cosa divertida, entonces me es difícil ver televisión y creerme la televisión.
-¿Qué opina de lo que se hace en los programas de Marcelo Tinelli, que también funcionan, en clave de humor, sobre la realidad?
-Me parecen algunas cosas mejores y otras peores pero, evidentemente, Tinelli tiene un olfato innegable para detectar lo que le gusta a la gente. Es el tipo que más olfato tiene en televisión.
-¿Cuál es el trabajo que no haría en televisión y cuál es el límite para alguien que tiene que vivir de lo que hace?
-Tenemos límites éticos y de gusto. Tuvimos la suerte de poder laburar siempre en cosas que nos gustaron. Yo no hice nunca un programa del cual hoy reniegue. Algunos no salieron bien, pero no reniego de ellos ni los hice por obligación. Estuve produciendo algunos programas de mierda, pero no tenía problemas ideológicos con hacerlos. La verdad que eso es muy personal.
-¿La idea de tomar los furcios, errores y dislates de algunos programas de televisión fue suya o de su padre?
-En realidad viene de mi viejo, porque mi viejo es el que tiene una visión humorística de los medios que yo mamé desde chico. Comparto ese estilo de humor, pero el viene desde Semanario Insólito mofándose del medio. O sea que, más allá de ideas puntuales o de formato periodístico, el alma de PNP, sin dudas, es mi viejo.
-Además del rédito directo que pueda sacarle, ¿qué valor tiene una idea en la Argentina?
-Depende de cómo la explotes. Sola no tiene ningún valor.
-¿Y por qué surgen conflictos con otros programas similares como Televisión registrada?
-Por eso. Nosotros tuvimos una idea, la explotamos muy bien y le sacamos mucho rédito. Hay gente que decide ser original, intentar algo nuevo, trabajar, y que tiene ciertos parámetros de dignidad y prefiere caminar por esos lugares. Otros tal vez tienen menos escrúpulos, o no les interesa, o se autoconvencen de que ellos crearon eso y así es más fácil. Hay una presión psicológica mucho menor creer que realmente no estás cometiendo un delito, más allá de lo que determine la Justicia, que en la Argentina de hoy es un imponderable. Pero los medios se encargaron de decir, el que menos, que era una copia burda.
-¿Mostrarnos cómo somos los argentinos servirá para que mejoremos alguna vez, o seguiremos siendo lo mismo a pesar de reírnos de nuestros propios errores?
-La verdad es que la tendencia es poco alentadora. Creo que cada vez somos más imbéciles.
-¿Seguirán haciendo negocio los que nos hagan reír con nuestros propios defectos y seguirán los defectos?
-Seguramente. No creo que vaya a cambiar la cosa. Es bastante pesimista lo que digo, pero la verdad es que no veo ningún cambio positivo. Lo único que se logra es querer menos al país, creer menos en el país, creer que el que lucha por algo que tiene que ver con valores es un pelotudo. Desgraciadamente la cosa va por ahí.
-¿Van a tener un Portal de Internet?
-(risas) Hasta ahora estoy viendo cómo lograr que quien use esa palabra me pague un sueldo, pero todavía no lo conseguí. Si logro eso, sí me interesaría tener uno propio...



El joven productor televisivo Gastón Portal.
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