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 domingo, 02 de diciembre de 2007  
Calidad de vida: poco sueño en los mayores

Los años no vienen solos, reza una vieja y popular frase que suele confirmarse cuando, a medida que pasan los años, los hombres y mujeres comienzan a experimentar cambios en su estado de salud, situación que provoca la necesidad de incrementar los cuidados, las precauciones y los controles médicos. Si bien no se trata de enfermedades crónicas que puedan comprometer la vida el avance de la edad contribuye al desarrollo de determinadas complicaciones que sí interfieren en la calidad de vida de quienes las padecen. Una de ellas es la falta de sueño.

“Los ancianos en general duermen menos tiempo, menos profundamente y con más intervalos aunque no se conoce el mecanismo real por el cual se produce la merma en las horas de descanso. Esta alteración puede comenzar a manifestarse después de los 50 años, guardando relación o no con la aparición de enfermedades o cambios cognitivos”, indicó a Pro-Salud News el doctor Miguel Angel Acánfora, director médico del Centro de Rehabilitación Alpi.

De acuerdo con un estudio publicado recientemente en The American Journal of Medicine los adultos mayores presentan diversas complicaciones que les impiden conciliar el sueño y descansar la cantidad de horas necesarias para recuperar la energía y comenzar un nuevo día. “Los adultos mayores suelen tener el sueño fragmentado lo que significa que se despiertan con mucha frecuencia durante la noche. Asimismo observamos que presentan menor incidencia de sueño REM, caracterizado por los movimientos oculares rápidos”, especificó la doctora Julie Gammack autora de la investigación y profesora asistente de Medicina Geriátrica de la Universidad de San Luis en Estados Unidos.

Al ser consultada sobre las razones de esta problemática la doctora destacó que por lo general la alteración de los patrones naturales de sueño se debe a más de una causa. “Es difícil establecerla aunque no descartamos que la existencia de enfermedades crónicas como la apnea del sueño o la insuficiencia cardíaca sean factores determinantes. De cualquier forma lo importante es que aun cuando mucha gente piensa lo contrario, una persona anciana necesita dormir la misma cantidad de horas que una de menor edad”.

Los dolores provocados por enfermedades óseas, musculares o articulares constituyen uno de los inconvenientes más citados a la hora del relevamiento. Del mismo modo, la depresión y la ingesta de numerosas medicaciones contribuyen a generar un estado de insomnio que muchos adultos mayores atribuyen al paso de los años pero que, en realidad, está relacionado con otras afecciones.

Aunque las comorbilidades generan molestias también hay otros factores que contribuyen al desvelo de los más grandes. Entre ellos se encuentran la televisión dado que la multiplicidad de canales genera que los horarios de programación se extiendan.

La dificultad para dormir también tiene que ver con la ingesta de determinados fármacos, sobre todo los antipsicóticos o antidepresivos.

En cuanto a la estimulación diversos estudios realizados en casas de retiro coinciden en demostrar que el sueño llega más rápidamente luego de un período de tranquilidad —proporcionado por la música funcional, por ejemplo—, en comparación con la excitación provocada por la televisión.
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