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 domingo, 18 de febrero de 2007  
Kirchner busca profundizar el modelo

Hugo Grimaldi

El cuadro de situación es más que complicado y el denominador común es que las leyes tienen cada vez menos peso en la Argentina. Aunque no se haga explícito, ese Gran Hermano permanente que son los canales de noticias lo reporta a diario: los accidentes viales se suceden imparables, los muertos en las rutas se cuentan por decenas, los piquetes se enseñorean y los barrabravas están ganando la batalla.

En materia vial, la falta de inversión en infraestructura hace que las rutas sean más que inseguras, una suerte de ametralladora descontrolada y asesina. Por allí, circulan automotores de todo porte y fuera de toda regla sin que nadie atine a detenerlos, mientras que la falta de educación deriva en conductores con mentes dispersas y cuerpos minados por el alcohol y la droga. Hay más muertos que presos.

Las crónicas periodísticas también indican que la gente ya no tolera nada que afecte a sus intereses particulares y que sale a las calles a manifestar por ellos sin que a nadie se le mueva un pelo sobre si se afectan, a la vez, los derechos de otros ciudadanos. Pasó en la semana en Lugano, donde los vecinos quemaron suficientes gomas ante los medios para pedir casas, después de que un sospechoso incendio que se atribuye a la política porteña los había dejado un poco más en la calle de lo que vivían.


Una grave diferencia
Sin embargo el caso de anomia que representan los piqueteros entrerrianos es el más claro hoy las asambleas que deciden quienes cruzan por los puentes tienen el poder de un oráculo insalvable que está inclusive por encima de la Constitución Hubo un sí grandote para los hinchas de Gimnasia y Esgrima La Plata que fueron a ver un partido a Montevideo porque se ofrecieron a llevar una bandera y volantes al estadio Cuando la desplegaron en el Centenario los uruguayos les cantaron Las papeleras las vamos a construir y así se sumó un motivo más de tensión al partido y la posibilidad de que algún roce físico pase a mayores termine de complicar la situación y la haga beligerante entre los pueblos

Por otro lado, los mismos iluminados de la ruta, se cansaron de bajarle el pulgar al paso de compatriotas que retornaban de sus vacaciones, quienes cansados, en la frontera, sólo pedían cruzar para volver a sus casas. "Es una maniobra", se les dijo, para alegar que los horarios de los cortes habían sido desvirtuados por el Uruguay para sumar confusión. Las autoridades migratorias y el control de Gendarmería sólo miraban. Todo un estado dentro del Estado.

El bombardeo mediático también repiqueteó con los casos de las barras bravas, donde la convivencia entre el delito y la política son fáciles de probar. Tras las grescas, los tiros, los destrozos en Gerli y hasta una muerte en Mendoza, el poder político amagó con suspender el fútbol, pero se quedó en aprontes y se conformó con un atajo: inmediata suspensión administrativa para River institución, cuya única culpa es tener el estadio al lado de sus quinchos, pero no rápida investigación penal para punir a los violentos y a quienes permiten que circulen por dentro de los clubes.


Una definición política
En este contexto más que vidrioso fue que el presidente de la Nación habló de profundizar el modelo en lo que se puede caracterizar como la definición política más contundente de la semana Parece que hay un momento en que los gobernantes creen que ha llegado la hora de dejar su marca también han hablado de profundizaciones en otros tiempos Domingo Cavallo y Jorge Rafael Videla

Así lo dijo Néstor Kirchner: "Los argentinos vamos a profundizar el modelo, ya sabemos, cada vez que les hicimos caso a ellos en la Argentina rondó el llanto, el hambre, la desocupación y el olvido". En este caso, "ellos" son los organismos internacionales, quienes durante los últimos días se mostraron particularmente activos en las recetas que sugieren al unísono para la Argentina, mientras desde la Casa Rosada se apuntaba a economistas locales "pronoventa", como activos difusores de las mismas. Nunca se puede saber si el Gobierno está un poco paranoico con estas manifestaciones o si las usa ante la opinión pública, que le gusta la imagen de un Presidente fuerte y luchador, para arrimar agua para su molino.

Tampoco hay que dejar de hacer la lectura del posicionamiento personal del Presidente. Ante los rebosantes números que muestra la economía del otro lado del fiel de la balanza, Néstor Kirchner se siente el dueño del modelo y corre de la vitrina a cualquier otro que quiera sugerir lo contrario, ya sea Roberto Lavagna, en menor medida, Felisa Miceli o aún a Cristina de Kirchner, si la "pingüino" es su sucesora.

Lo cierto es que sin solución de continuidad, primero fue, y de modo ciertamente intempestivo, la Organización Mundial de Comercio la que dijo que las autoridades deben enfriar la economía para moderar la inflación, en un diagnóstico que a algunos les recordó las evaluaciones del FMI hacia los países.

Por su parte, el Banco Mundial habló de los pobres, los que más sufren con los aumentos de precios, hoy un número demasiado alto en la Argentina, algo que el Gobierno prefiere mantener debajo de la alfombra, habida cuenta que la distribución del ingreso sigue estando dentro de los estándares de la década pasada o aún peores.


Otra vez el Fondo
Hasta resucitó el Fondo Monetario y de la boca de un vocero recordó que si la Argentina necesita un informe que avale el pedido de refinanciación de más de 6 mil millones de dólares al Club de París un grupo de países acreedores que estarían dispuestos a financiar obras de infraestructura hoy ultranecesarias pero sólo si se destraba la situación ellos estarían prestos a hacer el monitoreo lo que desencadenó en el Gobierno una suerte de aparición de crucifijos y ristras de ajo para alejar de la escena a un demonio tan temido

La pregunta que surge, entonces, es qué cosa significa profundizar el modelo para Kirchner y a qué modelo se refiere. En el caso de un peronista pragmático, como es el Presidente, profundizar probablemente no será ir ideológicamente hasta la raíz, o sea radicalizar. Para él y su discurso, profundizar sólo querría decir al menos no ir marcha atrás, porque por ahora las cosas le van saliendo bien, o al menos se está moviendo con suma comodidad dentro de los límites que las capas medias de la sociedad toleran, obnubiladas, como están, por la performance económica.

En este punto, hay que advertir que no volver para atrás también podría significar mayor desapego institucional, sumar escollos al aislamiento internacional y nuevas distorsiones de precios y, por ende, menores oportunidades de conseguir inversión privada, uno de los puntos que también marcó el Banco Mundial como algo crítico de la Argentina de hoy.

Si profundizar el modelo es sólo la mayor ingerencia del Estado en negocios que no le son propios, no profundizarlo habría sido que George Soros haya sido finalmente el dueño de Sancor y el fondo Eton Park dueño de Transener. Es coherente, pero bien le valdría al Estado repasar experiencias pasadas, sobre todo cuando se quiere salir con la suya a como haya lugar.

Por ejemplo, el marco regulatorio de la estatal AySA votado en el Congreso, poco espacio le deja a los usuarios y hasta se le permite hacer algo que los privados nunca podrían haber hecho: al que no paga se le restringirá el uso del agua. Ni que decir sobre el nuevo régimen jubilatorio, que avanzó en el Senado, donde las diferencias son irritantes. Allí, el Estado computará antigüedades de modo diferente a los privados y hay una diferencia manifiesta entre los aportes a uno y a otro sistema. Mientras que ningún legislador que hoy vota orgulloso el cambio, está dispuesto a asegurar que hacia el futuro el sistema estatal cierra.

Sin embargo, si profundizar el modelo fuese sólo mantener el esquema económico de tipo de cambio alto y el superávit fiscal, el Presidente cosecharía palos por izquierda y por derecha. Porque la paridad cambiaria representa una transferencia de ingresos de los asalariados hacia los exportadores y porque el superávit le ha servido para tejer una maraña indescifrable de subsidios que ayudan a los sectores económicos y a los políticos que se muestran amigos del Gobierno.

Es cierto que la opinión pública hoy acompaña por el dulce que significa una mejor situación económica, pero los gobiernos no pueden sentarse sólo a contemplar este logro. Menem hizo lo mismo en el 95, la gente lo reeligió con 52 por ciento de los votos y después todo terminó como terminó. Tampoco la oposición se anima a romper con el statu quo de la economía como arma eficaz para ganar elecciones y sigue más que dispersa en lo formal y también en lo conceptual. Ha sido incapaz de tomar las banderas de la convivencia social, regulada por normas del Estado como contrapeso.


La presencia del Estado
En medio de tantos tironeos preelectorales el marco de accidentes piquetes y barras bravas es muy claro para la descripción pero a la vez difícil de encuadrar en este momento de la vida argentina donde el Estado quiere tener presencia pero no se anima a ejercerla Lo que ocurre no es el símbolo de la degradación que sigue a la bonanza tal como lo marca la historia universal sino que aquí la situación postcrisis parece tener condimentos de anarquía

Lo paradójico de la situación es que mientras Kirchner está tratando de recuperar posiciones de fortaleza ideológica a favor del Estado y a expensas del mercado, para sustentar una posición de no retroceso a los años 90, parece haber descuidado el costado de la fortaleza legal, aquella que le da sustento los gobiernos.
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