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sábado,
17 de
febrero de
2007 |
El histórico debate acerca de los recursos propios
La administración de los recursos que generan las facultades y las universidades, mediante la acción de fundaciones y cooperadoras, es otro de los puntos analizados por la Sigen; que entre otras cuestiones señala “una inadecuada gestión de la recaudación y registración de los recursos propios de la UNR”.
Según el informe de la comisión ad hoc sobre la política presupuestaria de la casa de estudios rosarina, y presentado ante la asamblea universitaria de octubre de 2004, informaba que la UNR contaba, al año 2002, con 23 organizaciones “generadoras de recursos económicos en su nombre”, y que según el sistema contable informatizado, el monto generado para dicho año ascendía a 1.330.000 pesos. Un documento de la propia Sigen del 2003 elevó dicho monto a más del millón y medio de pesos (1.543.485)
“El tema de la gestión de los recursos propios es un problema de larguísima data, no sólo de la UNR sino de la administración pública en general. El movimiento cooperador en las escuelas, por ejemplo, ha venido a ayudar a la inversión estatal en el mantenimiento de las instituciones. Y en la universidad esto no es diferente”, describe el funcionario de la UNR, Enrique Bares.
Con respecto a la dispersión de este tipo de organismos, Bares indica que la situación de éstos “se normalizó con una resolución de la asamblea universitaria 2004, en donde se establecieron las pautas de funcionamiento que deben seguir las cooperadoras y fundaciones”. “Es algo sobre lo que se está trabajando mucho en los últimos años”, completa el secretario general de la UNR.
Arturo Rabin, gerente de la Fundación Universidad Nacional de Rosario, explica que el tema de la generación de recursos propios “origina mucho debate ideológico”. “Las universidades transfieren conocimiento a través de una carrera de grado y mediante la vinculación tecnológica, por ejemplo, formando equipos de trabajo en condiciones transmitir ese capital a la sociedad. Y si eso genera lucro con una empresa, o con un organismo público, tiene que tener una compensación por ello”, opina Rabin.
Asimismo, y con respecto a aquellas críticas que suelen plantearse acerca de la “privatización” que generan las actividades que producen recursos propios en la universidad, Rabin indica que “es imprescindible la transferencia de conocimiento de esta forma para no atrasarnos; y quien postula corporativamente que eso es privatizar, pero a su vez obtiene gratis su título de grado para usarlo en la actividad privada, o no se dio cuenta o hay una hipocresía”.
Según explica el gerente de la Fundación de la UNR, el problema que han tenido todas las universidades que generan ciencia y tecnología es que hasta la década del 90 el cliente principal de este producto de las facultades era el Estado, pero a partir de esa epoca, privatizaciones mediante, aparece la necesidad de volcar la ciencia y la tecnología al sector privado, aunque se hizo inorgánicamente.
“Justamente, lo que se comenzó a trabajar desde hace algunos años fue en darle mayor organicidad a esta situación”, comenta Rabin, aunque explica que como la generación de recursos pasan por distintos canales de registración, es complejo mensurar un monto general de dinero obtenido por el propio producido.
En cuanto al destino de los fondos, el responsable de la fundación informa que, en el caso de los recursos obtenidos de las actividades de vinculación tecnológica en su mayoría “se van en el gasto mismo de esas actividades, en los insumos, recursos humanos, mantenimiento de laboratorio o la actualización de la bibliografía”. “Lo recaudado, salvo pocas excepciones, se destina a esos espacios, que conforman una unidad ejecutora capaz de producir conocimiento, no hay mucho que sobre”, puntualiza Arturo Rabin.
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