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 domingo, 11 de febrero de 2007  
[Corresponsal] Una nueva edición del Festival de Cine
Luces y sombras de la Berlinale
Con las identidades del peligro como tema central, 373 películas de todo el mundo convocan a cinéfilos en Alemania

Esther Andradi / Especial - Señales

Cuando todavía no se han desvanecido las malas noticias del calentamiento global, en medio de la campaña por fumar o no fumar en los restaurantes y bares de la ciudad, y mientras aparece en Alemania el primer número de Vanity Flair, el magazin de los ego-existencialistas, el jueves pasado comenzó en Berlín el Festival Internacional de Cine. Unas 373 películas de todo el mundo convocan a 19 mil visitantes especializados, durante diez días. Pero es el público de la ciudad quien le da un marcado carácter a este festival. Con la venta de aproximadamente 180 mil entradas, cines repletos, discusiones y fiestas todo forma parte del aura de un escenario que se fue desarrollando desde los inicios del Festival en los años cincuenta.

Con el glamour de siempre y un poco más, aunque este Festival está caracterizado por romper con ciertos parámetros y ha ido consolidando ciertas tendencias. La programación de la Berlinale número 57, dice Dieter Kosslick, su director desde el 2001, está atravesada por las identidades en peligro. Da lo mismo si se trata de jóvenes en la crisis de la pubertad, o de personas arrastradas a la exclusión social por la globalización, la gente tiene cada vez más dificultades para orientarse en este sistema, afirma Kosslick. Y si le dicen que el programa es triste, oscuro o negro, responde: “Es nada más que la reflejo de la realidad”.

En efecto, las cosas se precipitaron. Hacía tiempo que el Festival había programado una presentación especial con “La casa de las alondras”, la película de los hermanos Taviani basada en la novela de Antonia Arslan acerca del exterminio armenio por los turcos a principios del siglo XX. Pero antes que la Berlinale diera a conocer el programa, se produjo el asesinato de Hrant Dink, el periodista turco-armenio, y el escritor Orhan Pamuk, el reciente premio Nobel de literatura, suspendió su viaje de lecturas literarias a Berlín y en cambio voló a los Estados Unidos, donde se anuncia que residirá por tiempo indeterminado.

La política marca este festival irremediablemente. El año pasado la película “Grbavica”, de la joven directora Bosnia Jazmila Zbanic ganó el Oso de Oro mientras que “The road to Guantánamo”, un documental sobre la tristemente célebre cárcel norteamericana en el enclave cubano, también fue galardonada. Y nada hace imaginar que las cosas sean diferentes esta vez.

El jurado suele ser tan variado como el origen de las películas que se presentan. Este año lo preside Paul Schrader, guionista de “Taxi Driver” y director de “Mishima”, entre otros títulos, y tiene como miembros al escritor alemán Mario Adorf, el famoso actor mexicano Gael García Bernal (“Babel”, “El viaje del Che”) y el actor norteamericano Willem Dafoe (“Platoon”, “El hombre araña”) junto a la productora Nansun Shi de Hon Kong, la montajista danesa Molly Malene Stensgaard y la actriz, guionista y directora palestina Hiam Abbass.

Lo nuevo es la inauguración de la sección Cine culinario: comer, beber, ver películas es el leit motiv de la nueva sección que se une a las ya tradicionales de Competencia oficial, Panorama, Generación (cine infantil y juvenil) y Forum del cine joven y experimental.

En este Festival, que se ha hecho famoso privilegiando el cine europeo y asiático por encima del norteamericano, se expresaron en su momento las nuevas corrientes del cine del Este, así como las tendencias del cine chino y coreano y japonés. Y Berlín fue también, durante algunos años, un espacio de fogueo de películas latinoamericanas. La presencia especial de producciones de Argentina, México, Brasil, Chile, Colombia o Cuba supo enriquecer la sección Panorama, donde prevalece el cine independiente y el cine de autor, y la sección Forum, donde tienen cabida los lenguajes de riesgo, la vanguardia y estilos diversos, además de decisivos aportes en la competencia oficial.

Este año no es de aquellos: el cine de América Latina viene representado únicamente por Argentina y Brasil, quienes tienen sendas producciones en la competencia oficial. Argentina con “El otro”, de Ariel Rotter, y Brasil con “El año en que mis padres se fueron de vacaciones”, de Cao Hamburger.

Por lo demás, en la sección Panorama, Argentina presenta “Guacho”, de Juan Minujin, y “La león” de Santiago Otheguy, y Brasil “La casa de Alicia”, de Chico Texeira. La película “Extranjera”, de la directora argentina Inés de Oliveira Cézar, programada en el Forum, y “Antonia”, la producción brasilera de Tata Amaral en la sección Generación del Cine infantil y juvenil cierran el círculo.


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