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 martes, 27 de junio de 2006  
Indemnizan al papá de un nene que murió al caer en un canal
Provincia y municipio deberán pagarle 98 mil pesos. El accidente ocurrió en 2002 en Empalme Graneros

Claudio Berón / La Capital

en el barrio de Empalme Graneros. Su cuerpo se encontró 18 días después entre los tubos de la desembocadura del arroyo.

El fallo, dictado por el Tribunal Colegiado Civil Nº2 a cargo de Alejandro Martin y conformado por los jueces Víctor Juan Monetta y Delfina Domínguez, condena a la provincia por "incumplimiento de sus fines en cuanto a protección" y agrega en los considerandos que "no puede eximirse ni a la Municipalidad ni a la provincia de sus responsabilidades".

El dictamen no excluye al padre del niño, Juan Perals, a quien implica al sostener que "el progenitor tuvo un incumplimiento en sus obligaciones como padre al cuidado de su hijo", según adelantó una fuente a La Capital.

El abogado de la familia Perals, Diego Feijo, sostuvo que "es típico de este tipo de fallos inculpar a los familiares directos", y admitió que la estrategia de la familia fue "accionar contra los entes provinciales y municipales, ya que es muy difícil encontrar responsables directos".

La querella sostiene que "la Justicia no buscó un responsable, si no que se apuntó a determinar la actividad que desarrolló cada ente en su momento". A partir de allí fue que la causa pasó al fuero civil y salió del penal, con lo cual se logró "una inmediatez, inédita para este tipo de juicios", dijo con asombro el abogado.

El fallo dispone por el momento un pago de 98 mil pesos. La querella a lo largo del juicio exigió 190 mil pesos, pero Feijo sostuvo que "seguramente habrá una actualización al 2006, calculada sobre tasa bancaria".

El caso tuvo una fuerte resonancia ante las difíciles alternativas del rescate, que finalmente no se logró, ya que el cuerpo del menor se encontró el 27 de julio en el mismo tubo en dónde cayó.

El drama comenzó entre las 11.30 y las 11.45 del fatídico 10 de julio, cuando Alan Emanuel Perals jugaba junto a Daniel, su amigo, sobre un espigón de cemento del canal del Ludueña, en el barrio de Empalme Graneros. Mientras los chicos buscaban papeles de cigarrillos, Alan se acercó demasiado al borde, se deslizó por una acumulación de barro y musgos y cayó al agua, metros antes de la boca del canal.

El niño, de siete años, intentó aferrarse a la pared de concreto, pero finalmente lo arrastró la correntada.

La boca del infierno está en la zona norte, en donde el arroyo pasa por un sector de villa miseria de Empalme Graneros, en la prolongación de calle Olivé. No había medidas de seguridad y en ese momento sólo la margen derecha tenía una baranda de metal en la continuación de calle Chaco.

La jornada terminó pasadas las 22. El centenar de personas que persistía a dos cuadras de la desembocadura del canal aliviador del arroyo Ludueña, esperando que sacaran de la oscuridad a Alan, empezó a admitir que allí había poco que hacer. Al nene de 7 años se lo había tragado la correntada diez horas antes, tras un resbalón en la boca del conducto y su cuerpo se encontraría, luego de fatigosas jornadas, 18 días después.
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Los buzos estuvieron 18 días buscando el cuerpo del niño.



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