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 sábado, 03 de septiembre de 2005  
Estados Unidos, el mayor consumidor mundial de nafta, se niega a producirla
El país no construye una nueva refinería desde 1976 pero la moda de las 4x4 elevó el consumo como nunca

Peter Bauer

Nueva York. - En lo que a refinerías y producción energética se refiere, Estados Unidos se encuentra en una situación de difícil salida. La catástrofe de huracán Katrina ha servido para poner aún más de relieve los grandes problemas estructurales de abastecimiento de combustible que tiene el país, la mayor economía del mundo.

El principal problema es que en Estados Unidos no se construye una refinería nueva desde 1976, y por el momento no hay perspectivas de que se concedan licencias de construcción de otras. Ocurre que los norteamericanos consumen enormes cantidades de nafta, pero rechazan tajantemente que se erijan nuevas refinerías en sus zonas de residencia.

Estados Unidos consume diariamente unos 20 millones de barriles de petróleo, es decir, casi la cuarta parte del consumo mundial. Se espera que la demanda norteamericana de petróleo se incremente durante éste y el próximo año un 1,9%, respectivamente, pese al gran aumento del precio. Asimismo, casi la mitad del consumo total se debe a combustibles, lo que implica que este país, que sólo tiene el 6% de la población mundial, gasta casi la mitad del consumo global.

Según la Asociación Nacional de Refinerías de Petróleo (NPRA), en Estados Unidos existen actualmente 148 refinerías, con una capacidad de 17,1 millones de barriles diarios. En 1981 había 324 refinerías, con capacidad de 18,6 millones de barriles. En la actualidad, las refinerías trabajan a más del 95 por ciento de su capacidad.

En los últimos años, Estados Unidos ha cubierto más del 60% de su demanda de crudo. Y la demanda de productos refinados está cubierta en un 96%. En otras palabras: Estados Unidos importa sólo el 4% de las naftas, diesel, aceite de calefacción y otros derivados del petróleo.

Pero en la actual situación y en vista de los fallos de las refinerías, la necesidad de importar refinados ha aumentado dramáticamente. Según la Agencia de Información Energética norteamericana (EIA, por sus siglas en inglés), en la región del golfo de México por la que pasó Katrina hay refinerías con una capacidad de 8,1 millones de barriles diarios, lo que supone el 47,4% de la capacidad total estadounidense.

Las ocho refinerías aún cerradas debido al huracán, así como otras que operan con muchas limitaciones, tienen una capacidad de dos millones de barriles por día. Es decir, más del 10% de la capacidad total de las refinerías norteamericanas.

La agencia espera que algunas de las ocho refinerías de la zona que detuvieron su producción por la tormenta reanudarán su actividad en una o dos semanas, mientras que otras necesitarán incluso varios meses.


"No en mi jardín"
"Por motivos económicos, medioambientales y políticos cada vez es más difícil construir nuevas refinerías para aumentar la producción", advierte la NPRA. Entre los motivos de estas dificultades figuran problemas de localización, medioambientales, réditos de inversiones y, sobre todo, el factor llamado "no en mi jardín". Es decir, las comunidades locales rechazan que se construyan refinerías en su área. Aunque luego sus habitantes sean ávidos consumidores de nafta a bordo de sus vehículos 4x4. La moda de estos enormes vehículos hizo subir el consumo por unidad al nivel de 1980. Por ello, es posible que en vez de construir nuevas refinerías lo que se haga en el futuro será ampliar las actuales.

La situación se complica aún más debido a los nuevos impuestos medioambientales y a las inminentes normativas más severas sobre la nafta y diesel con menor contenido en sulfuro. Los encargados de las refinerías invierten en la actualidad 20.000 millones de dólares para reducir el contenido de azufre en nafta y diesel. La nueva ley energética recientemente aprobada en Estados Unidos prevé subvenciones para la ampliación de las capacidades de las refinerías. (DPA)
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