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 sábado, 03 de septiembre de 2005  
Vecinos del barrio reclaman al dueño y al municipio una solución al problema
La fábrica incendiada de Gutenberg y Montevideo se volvió un gran basural
Aseguran que el lugar es un volcadero de residuos y un aguantadero. No hay vallas y siguen robando ladrillos

La fábrica de colchones de Gutenberg y Montevideo que se incendió en abril de este año vuelve a poner al barrio en alerta. Después de una breve intervención del municipio, el lugar quedó nuevamente a merced del saqueo de sus ruinas, pero ahora con varios agravantes: según los vecinos, se ha convertido en un volcadero de escombros, un aguantadero de delincuentes y un verdadero basurero. Incluso así lo calificó la misma Municipalidad, que lo declaró -según comentaron- basural crónico. Ni las autoridades ni el dueño del lugar le dan una solución al problema, y además de sufrir la creciente inseguridad, los vecinos ven cómo se desvalorizan sus propiedades.

Desde la Municipalidad se excusaron: el director de Obras Particulares, Eduardo González, explicó que el municipio demolió lo que quedaba del edificio y radicó una denuncia contra el propietario por el abandono del lugar para cobrarle los trabajos. Y con respecto a la inseguridad, sugirió que los vecinos "deben llamar a la policía".

La fábrica se incendió el 12 de abril pasado. Antes del siniestro, los vecinos ya habían advertido a la Municipalidad que el galpón no reunía las normas básicas de seguridad industrial requeridas, debido a la manipulación de tolueno (material tóxico). Por eso, personal de Política Ambiental había pautado una inspección para el 13 de abril. Pero los agentes nunca llegaron a verificar las instalaciones: el 12 de abril a la mañana el fuego dejó sólo escombros.

A partir de este momento comenzó otro problema para la gente del barrio: los riesgos de las ruinas de la fábrica y el robo de materiales de la construcción que convirtió al lugar en una guarida de maleantes. Este diario dio cuenta de esta situación en un artículo publicado el 31 de mayo que hablaba del saqueo que se estaba realizando en la fábrica, donde un grupo de jóvenes trepaba a diario sobre inestables muros de tres metros.

Después que La Capital dio a conocer el hecho, la Municipalidad intervino mediante el derribo de paredes y muros que significaban un peligro para las personas que ingresaban al predio a sustraer ladrillos y hierros. Y según vecinos de la zona, "a la semana no se hizo más nada, a pesar que el sitio sigue siendo una guarida de ladrones y se convirtió en un basural. Hay escombros hasta en las veredas".

Uno de los vecinos, Carlos Robbiati, comentó que se comunicó con Daniel Argente, de Política Ambiental, "dependencia a la que le correspondería al menos la limpieza de las veredas. Y a pesar que le insistí, pasó el problema al distrito centro por considerarlo un basural crónico. Así lo único que se puede esperar es que venga una pala mecánica de vez en cuando a sacar estas porquerías", protestó.

De acuerdo a Robbiati, "la fábrica sigue siendo un volcadero de escombros. Allí hicieron una casilla y hay delincuentes. Además, nadie colocó vallas para garantizar la seguridad. Lo que sucede es deprimente y un peligro. La Municipalidad al no ofrecer respuestas demuestra que la ciudad funciona entre bulevares".

Mientras tanto, los habitantes protestan porque el dueño "no se da por enterado", y tiene el terreno para la venta. La inmobiliaria Vadaloni puso un cartel, pero nadie hizo un cerramiento del lugar. Y el descuido, obviamente, deteriora el entorno, desvaloriza las propiedades y causa perjuicios económicos a los comerciantes.


Sin contaminación
Otro de los problemas que preocupaba a los vecinos era que luego del incendio hayan quedado restos de tolueno, un material tóxico que se trabajaba en la fábrica y que provoca serios riesgos en la salud.

Al respecto, desde Control Ambiental dijeron que "el tolueno con el calor se evaporó y que el peligro hubiera permanecido con la presencia de tanques subterráneos que almacenaban ese material. Pero como esa posibilidad quedó descartada, no hay existan riesgos".
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En el viejo galpón se acumulan escombros y basura.

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