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 viernes, 02 de septiembre de 2005  
Recoleta santafesina
Cuatro procesados por un homicidio en Santa Fe
Dos hombres fueron acusados de matar el 14 de agosto a Federico Díaz y dos mujeres por encubrir el hecho

Santa Fe.- Cuatro personas fueron procesadas por el llamado "crimen de la Recoleta", ocurrido la madrugada del 14 de agosto pasado, cuando se produjo una violenta gresca frente a un carribar en el cual dos grupos esperaban su turno para recibir las hamburguesas que habían encargado. En la pelea murió de un certero puntazo en el pecho Federico Díaz, de 19 años, quien minutos antes había salido de un boliche de la zona.

La decisión adoptada por el juez de Instrucción Dardo Rosciani alcanzó a Sebastián Ferrero y Cristian Segovia, como presuntos coautores del delito de homicidio, mientras que Cecilia Cóceres y Gisela Durani fueron procesadas como posibles coautoras del delito de encubrimiento. Según fuentes judiciales, el fallo del juez se vio dificultado porque los procesados se contradijeron y le ocultaron información. A su vez, no hubo ningún testigo voluntario del hecho a pesar de que el lugar estaba colmado de gente ya que en el barrio se concentran bares, restaurantes y boliches que a la hora del homicidio estaban por cerrar.

Díaz era uno de los tantos jóvenes que hacían fila frente a un carribar en 25 de Mayo y Obispo Gelabert. Al parecer, como consecuencia de una discusión por el turno para adquirir hamburguesas, el muchacho fue atacado por una persona que le aplicó una puñalada en el pecho y se fugó. La policía, que controla habitualmente la zona, arrestó entonces a seis personas, cuatro de las cuales fueron liberadas días más tarde al comprobarse que no tenían relación con el caso.

Posteriormente, Gisela Durani se presentó ante Rosciani. Aseguró haber visto a Cecilia Cóceres con un cuchillo manchado con sangre cuando lo tiraba a un tacho de basura en la céntrica plaza San Martín, frente a la Jefatura de policía. Pero después Segovia dijo que Durani había ayudado a Cóceres a esconder el arma. Esas contradicciones llevaron al juez a que en su fallo expresara que "surgen datos indubitables y otros confusos", no obstante lo cual "puede sostenerse sin dudas que se cometieron los delitos de homicidio y encubrimiento agravado y que quienes deben responder por tales ilícitos son los cuatro imputados detenidos".

Para Rosciani hay dos posiciones totalmente encontradas, por lo que se puede suponer que "los dichos de Durani y Segovia son falsos, y que todo fue inventado para perjudicar a Ferrero y a su compañera. Si así fuera, los datos aportados resultarían imposibles de comprobar y quedaría descubierta su maniobra; pero he aquí que tal cosa no ha sucedido, sino que por el contrario, sus dichos han tenido una confirmación terminante".

El magistrado agrega en su escrito que "la negativa de Ferrero a reconocer la existencia del cuchillo (como denunció Segovia) demuestra que, o protagonizó personalmente el ataque mortal, o bien cedió a Segovia el arma para que éste la usara y con su silencio trató de eludir su responsabilidad". El juez ratificó la prisión preventiva de los detenidos y ordenó trasladar a Ferrero y Segovia a dependencias del Servicio Penitenciario.
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