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 viernes, 02 de septiembre de 2005  
Dolor y rabia por la masacre de Beslán

Beslán, Rusia. -Una mezcla de dolor y rabia se percibía en las ruinas de la Escuela Número Uno de Beslán, en el primer aniversario de la toma de rehenes en el colegio que culminó con 331 muertos, incluídos 186 niños. Miles de personas con claveles rojos, rosas y velas se congregaron ayer en el lugar, mientras que las madres de las víctimas, que culpan al presidente Vladimir Putin por lo ocurrido, se reunirán hoy con el mandatario ruso.

El 1º de septiembre de 2004, en el primer día de clases en Rusia, guerrilleros de la vecina Chechenia tomaron el colegio con 1.100 rehenes, 331 de los cuales murieron dos días más tarde en un cuestionado y caótico ataque a la escuela de las fuerzas rusas. Los 31 rebeldes chechenos, que demandaban el retiro inmediato de las tropas rusas de la república separatista de Chechenia, fueron ultimados por tropas rusas tras tres días de tensión, en una batalla con las fuerzas de seguridad.

La policía colmaba ayer las calles de Beslán, una pequeña ciudad de la sureña república federada rusa de Osetia del Norte, y los familiares de las víctimas debieron someterse a registros con detectores de metales para llegar al colegio, en medio de un gran operativo de seguridad. Algunos parientes se agachaban para depositar velas y animales de peluche en el piso del gimnasio de la escuela, donde hace un año los rehenes fueron forzados a permanecer sentados entre bombas durante 50 horas, con sed, hambre y terror.

Un murmullo de sollozos llenaba el gimnasio, y se mezclaba con los cánticos religiosos que entonaban sacerdotes ortodoxos rusos. La gente se paraba a mirar las grandes fotos de víctimas pegadas en las paredes, y muchos se cubrían el rostro con las manos para llorar.

En un reproche público a la actuación del gobierno ruso de Vladimir Putin, un grupo de familiares de víctimas mostró ayer los pedidos firmados por 400 familias para asilarse "en cualquier país donde se respeten los derechos humanos".

"Nosotros, padres y familiares de las víctimas, perdimos toda esperanza de una investigación justa sobre las responsabilidades de esta tragedia, y no queremos vivir más en este país, donde una vida humana no significa nada", decía la solicitud.

El Comité de Madres de Beslán, un grupo no oficial que encabeza las críticas al gobierno, disparó por igual sobre el Kremlin y sobre las autoridades norosetias. La presidenta del comité, Susanna Dudiyeva, que perdió a su hijo de nueve años, dijo que el presidente Putin no era bienvenido a las ceremonias en Beslan "porque es responsable de lo que pasó".

Putin tiene previsto recibir hoy en el Kremlin al comité de madres, y Dudiyeva anunció ayer que las mujeres le dirán al presidente que es culpable de la muerte de sus hijos.

Por su parte, el diputado liberal ruso Vladimir Ryzhkov unió su voz a las de quienes esperan que sean esclarecidos completamente los hechos. "El Parlamento no cumplió con sus deberes hacia el pueblo", expresó Ryzhkov en la vigilia de la conmemoración promovida a un año del hecho, entre el 1º y el 3 de septiembre de 2004. "Beslan se convirtió en el 11 de septiembre ruso", precisó el legislador en una conferencia de prensa.

Mientras tanto, en la sureña ciudad de Krasnodar, Putin dijo ayer que la masacre fue recordada por "millones de personas en nuestro país y en el extranjero. Todo el mundo está con el corazón oyendo acerca de esta terrible catástrofe y, por supuesto, nosotros también recordamos esta pesadilla", afirmó.
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Más lágrimas a un año de la tragedia.

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