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 domingo, 24 de julio de 2005  
"Nunca se investigó el efecto de los desechos de Celulosa"
Sergio Rinaldi, del Taller Ecologista, advirtió sobre la posible contaminación que sufre Capitán Bermúdez

Marcelo Abram / La Capital

Capitán Bermúdez.- Sergio Rinaldi, del Taller Ecologista de Rosario, advirtió que hace siete años se constató que la empresa Celulosa arrojaba residuos contaminantes al Paraná a la altura de esta ciudad pero que "nunca hubo voluntad política de investigar las consecuencias de los desechos arrojados en la salud humana". Esta denuncia la hizo en momentos que se produjo una fuerte polémica entre autoridades argentinas y uruguayas sobre el impacto ambiental que pueden provocar dos papeleras que el vecino país proyecta sobre el río Uruguay, una de ellas a la altura de Fray Bentos, cerca de la ciudad entrerriana de Gualeguaychú.

Rinaldi señaló que los vecinos de Capitán Bermúdez vienen padeciendo desde hace muchos años la presencia de la planta de Celulosa. Sin embargo, en esta zona, tan castigada por la desocupación, la preservación de las fuentes de trabajo parece estar por encima del cuidado del medio ambiente, y mucha gente acepta convivir con distintos elementos contaminantes que pueden producir las industrias de la zona.

La planta de Celulosa fue denunciada hace siete años por Greenpeace "por contaminar el Paraná", recordó Rinaldi, quien participó de un operativo de la entidad ecologista. Además del olor desagradable y las lluvias ácidas que los bermudenses tienen que padecer en forma permanente, en diciembre de 1998 la organización ambientalista denunció a la empresa por contaminar las aguas del río al identificar la presencia de numerosos tóxicos, muchos de los cuales fueron calificados en ese momento como "de carácter persistente y de concentración en los cuerpos de los organismos", con el agregado de que algunos no se degradan fácilmente.

Además de denunciar penalmente a Celulosa Argentina los integrantes de Greenpeace arrojaron desde el barco a través de una manguera las "aguas contaminadas" al interior de la empresa.

Sin embargo, según dijo, no se avanzó con las investigaciones. "En ese momento Ricardo Marengo estaba al frente de la Subsecretaria de Medio Ambiente y se terminó enojando con nosotros en vez de escucharnos", indicó.

Si bien la pesca resulta uno de los medios de alimentación para los habitantes de la zona costera, y el pescado es requerido en forma permanente para su consumo en forma particular o comercial, los posibles daños en la salud humana producto de estos elementos no han sido evaluados.

En aquel momento las muestras tomadas de las aguas fueron analizadas en el laboratorio de la Universidad de Exeter en Inglaterra. Muchos de los elementos encontrados eran consecuencia de la utilización del cloro para el blanqueo de la pasta de papel. Los compuestos determinados en ese entonces fueron cloroguaiacoles, dicloro y tricloro fenoles, metoxifenol, alquilbencenos, sulfuro de dometilo, hidrocarburos de cadena larga y triclorometano.

Según Rinaldi, "todos estos elementos poseen algún grado de toxicidad, mientras los fenoles clorados son considerados cancerígenos, otros pueden producir daños en la piel como el diclorofenol, o afectar el sistema nervioso como los alquilbencenos o sospechados de producir cáncer como el cloroformo".

Los métodos utilizados en la fabricación del papel siguen generando polémica aunque ya entonces desde Greenpeace se había señalado que es posible eliminar las descargas de elementos organoclorados "empleando agentes de blanqueo libres de cloro, tales como el peróxido de hidrógeno y el ozono".

En los últimos días, en Entre Ríos, miles de personas volvieron a movilizarse para pedir que Uruguay no permita la radicación de una megaplanta papelera finlandesa en Fray Bentos sobre la costa del río Uruguay y el gobierno nacional llegó a un principio de acuerdo con el país vecino para analizar el impacto ambiental.

Esta movilización repercutió en los ambientalistas de esta zona, quienes hace poco vieron como positivo el gesto del gobernador de no permitir el ingreso de DDT a San Lorenzo pero siguen reclamando una legislación y una política de Estado global de protección del medio. En tanto desde los distintos gobiernos municipales se insiste en afirmar que, más allá de los controles, el poder de sancionar corresponde a la esfera provincial.
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Hace siete años, Greenpeace denunció que Celulosa contaminaba el Paraná.

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