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 domingo, 24 de julio de 2005  
Granos: el boom de la bolsa no se detiene

Sandra Cicaré / La Capital

De la mano del crecimiento de la producción agrícola en los últimos años tomaron fuerza las tecnologías que le permiten el productor eficientizar el circuito que va desde la producción hasta la comercialización de los granos. En este punto, el silobolsa que permite el almacenamiento en el propio campo picó en punta. "Es un hito como lo fue en su momento la siembra directa o la aparición de los organismos genéticamente modificados o sojas resistentes", explicó Carlos Di Tullio, gerente de marketing de Ipesa Silos, la empresa que hoy lidera el mercado en este segmento con una participación de mercado que supera el 60%.

La empresa es pionera en el desarrollo de este sistema y lo lanzó al mercado hace cinco años. "En ese momento se vendieron 1.500 bolsas para almacenar granos y hoy a fines de junio cerramos una campaña con más de 96 mil, que representan 14 millones de toneladas de granos", puntualizó Di Tullio.

De ese total, 70 mil son de 9 pies, para almacenaje exclusivo de granos forrajeros, y el resto para forrajeros y de exportación.

Esta performance no sólo habla del crecimiento geométrico de la empresa, sino además de un cambio de patrones en el comportamiento del productor argentino, que se acostumbró a guardar su grano especulando con mejores precios de mercado e incluso adoptando tecnologías que agilicen su logística y la comercialización.

En realidad, el hombre de campo empezó a querer tener un mayor manejo de algunas variables relacionadas con la producción y el ensilaje en campo le trajo una solución a su demanda puntual, que -hay que reconocerlo- también fue producto de un cambio en el escenario económico tanto del país como de los mercados externos.

La tecnología del silobolsa que desarrolla Ipesa reúne dos características puntuales: es de alta calidad y de bajo costo. "Se logró un sistema que logra una atmósfera con alta concentración de dióxido de carbono, que va reduciendo oxígeno y por ende baja los índices de respiración del grano y éste queda en estado latente", dijo Di Tullio, ni más ni menos que lo que se logra con el acopio tradicional que nació en los años 45 con los silos horizontales de cemento armado. La gran diferencia es que "es accesible a cualquier productor y es una tecnología confiable y segura", precisó el directivo de Ipesa.

Las bolsas permiten almacenar en cada una 200 toneladas de granos enteros, sin problemas que afecten la calidad del grano.

De todos modos, las mismas ventajas de sencillez y economía suelen jugar en contra para los productores "más descuidados". Según los directivos de la compañía, el sistema se difunde como filosofía, pero también con las instrucciones necesarias -que son mínimas y simples- para que se logre un buen grano y está en manos del productor cumplir con estas exigencias mínimas para que lograr un buen resultado final.

La actitud del productor superó los propios cálculos de la compañía. "En los últimos años pensamos que íbamos a tener una curva menos ascendente, pero nos encontramos con la sorpresa de que las ventas crecieron", dijo Di Tullio, quien de todos modos explicó que el crecimiento "tendrá que horizontalizarse".

Los directivos de Ipesa entienden que esta tecnología se instaló dentro del esquema del productor. "Ya la asumió en su logística de comercialización, e incluso algunos acopios y exportadores lo tomaron como medio ideal para guardar su grano sin grandes inversiones", apuntó el directivo de Ipesa.

De todos modos, la curva de demanda está relacionado con algunos factores propios de la actividad como el clima y los mercados. "Es una combinación de la relación de superficie de siembra y rendimientos", agregó.

Además, hay variables como el tema precios y la predisposición del productor de guardar el grano buscando mejores cotizaciones. Un ejemplo claro de cómo estas variables de conjugaron quedó expresado en la campaña anterior, cuando creció más de un 30% la producción de maíz y la demanda por silos bolsa se disparó.

De todos modos, más allá de esto, los empresarios que desarrollan este sistema consideran que el valor agregado también pasa por la contribución a la logística del propio productor. "Con un cosecha abundante y con los problemas del transporte propios de esa época, el hombre de campo decide poner por 45 días su grano en bolsas y eso le permite sacarlo rápidamente y enviarlo a su comprador en cualquier momento, evitando así eslabones intermedios en la comercialización", dijo Di Tullio.
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El silobolsa se convirtió en uno de los hitos de la revolución tecnológica en el campo.

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