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 jueves, 02 de junio de 2005  
Garganta Profunda. La confesión del ex "número 2" del FBI Mark Felt causó conmoción en la opinión pública de EEUU
El informante de Watergate desató un debate sobre traición y patriotismo
Ex funcionarios lo acusaron de violar la ética profesional. Los medios defendieron a las fuentes anónimas

Washington. - La revelación de Garganta Profunda causó conmoción en los Estados Unidos. Tras guardar silencio por tres décadas, el ex "número 2" del FBI Mark Felt, de 91 años, confesó el martes que fue el informante secreto de los dos periodistas del diario The Washington Post que destaparon el Watergate, el escándalo que derribó al republicano Richard Nixon, el único presidente estadounidense que renunció a su cargo.

El fin del misterio más famoso y mejor guardado del periodismo generó un debate en la opinión pública estadounidense, provocando una agria discusión sobre traición y patriotismo cuando se ocupa un alto cargo, además de poner en el tapete la importancia de las fuentes anónimas, cuestionadas por algunos críticos.

Asistentes del fallecido Nixon calificaron ayer de "traidor" a Mark Felt y lo acusaron de haber violado la ética profesional. El desprecio se leía claramente en la cara de Herny Kissinger. "No siento ningún respeto por gente en altos cargos que dan información interna a la opinión pública", dijo el ex secretario de Estado norteamericano tras conocerse quién era el Garganta Profunda del caso Watergate.

Pero para Kissinger, así como para el ex comandante supremo de la Otán Alexander Haig, ambos estrechos colaboradores de Nixon, la revelación del secreto también supone un alivio, ya que ambos figuraban en la extensa lista de sospechados de ser Garganta Profunda. "Siempre tuve claro que no podía ser nadie de la Casa Blanca, no era nuestro estilo reunirse en un garaje con periodistas", subrayó con ironía Kissinger, de 82 años.


Héroe y villano
La familia de Felt dijo que el informante fue un gran héroe de Estados Unidos y que salvó al país de una injusticia, al permitir desentrañar la red de espionaje político contra opositores tendida por Nixon y su entorno. Sin embargo, los asistentes del ex presidente dejaron ayer en claro que no lo ven así.

Gordon Liddy, un hombre de Nixon que en 1972 organizó el famoso robo en las oficinas del Comité Nacional del Partido Demócrata en el edificio Watergate, y que pasó cuatro años preso por eso, dijo que Felt "violó la ética de su profesión".

"Si poseía pruebas de delitos, estaba obligado por el honor a llevarlas ante un tribunal y formular una acusación, no filtrarlas selectivamente a una única fuente periodística", dijo Liddy, que ahora tiene un popular programa de radio, a la cadena CNN.

Asimismo, Chuck Colson, el jefe de Comunicaciones de la Casa Blanca en 1972, dijo que Felt podría haber ayudado a Estados Unidos a evitar la crisis política del Watergate, cuyos efectos se sintieron en el país por décadas, si hubiera actuado a través de los canales correspondientes.

Leonard Garment, el principal asesor legal de Nixon de 1969 a 1973, señaló que Felt mantuvo en secreto su rol en Watergate durante 31 años "porque sentía que lo que había hecho bien podía ser considerado deshonroso". Pero el más duro de todos fue Pat Buchanan, el ex escritor de discursos de Nixon, quién tildó abiertamente a Felt de "traidor", en declaraciones a la cadena de televisión norteamericana MSNBC.

El presidente estadounidense, George W. Bush, prefirió no abrir juicios sobre la conducta de Felt, y se limitó a decir: "La revelación me tomó por sorpresa. Estoy ansioso por saber más, particularmente sobre sus relaciones con los medios. Ahora es una historia completamente nueva", señaló.

La revelación del secreto de Garganta Profunda también llamó la atención sobre un tema de discusión muy actual: varios tribunales tratan en estos momentos de obligar a periodistas a revelar sus fuentes anónimas.

Según el New York Times, el caso Felt demuestra cuán importantes son esas fuentes. "La pregunta es si él volvería a hacer hoy en día lo mismo, cuando el derecho a mantener el secreto de las fuentes está sometido a tantos ataques", se preguntó el diario. El Washington Post, por su parte, opinó que no se debería olvidar nunca que "esta histórica victoria de la justicia dependía también del patriotismo secreto de una fuente llamada Garganta Profunda".
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