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 miércoles, 01 de junio de 2005  
Garganta profunda. Tres décadas después sale a la luz uno de los secretos mejor guardados de la prensa de EEUU
Un ex agente del FBI confesó ser el informante que destapó el Watergate
Mark Felt es el misterioso personaje que filtró al Washington Post el espionaje político que hizo caer a Nixon

Washington.- Uno de los secretos periodísticos mejor guardados desde hace 33 años en EEUU salió a la luz: W. Mark Felt, quien fuera el número dos de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) develó ayer que fue la "garganta profunda" que destapó el caso Watergate y provocó la caída del presidente Richard Nixon. La primicia y gran exclusiva corresponde a la revista Vanity Fair, que publicó en su último número declaraciones de Felt, confirmadas posteriormente por el Washington Post (ver página 19).

Al momento del escándalo, Felt era el número dos del FBI, y tenía esperanzas de convertirse en el próximo director tras la muerte de John Edgar Hoover, pero no fue tenido en cuenta por Nixon.

El ex agente del FBI tiene 91 años, está jubilado y reside en Santa Rosa (California). Según la revista, el ex jefe del buró federal ha admitido que él fue quien hizo las polémicas filtraciones que impulsaron el escándalo Watergate y la posterior caída de Nixon, que dimitió del cargo acosado por las revelaciones en julio de 1974. "Yo soy el tipo al que denominaban «garganta profunda»", dijo Felt citado por el semanario.

El republicano Nixon fue el primer presidente que renunció a su cargo en la historia de EEUU tras un juicio político al que fue sometido por el escándalo de las escuchas ilegales al Partido Demócrata.


Arresto accidental
El famoso escándalo comenzó en junio de 1972, cuando la policía detuvo accidentalmente a unos cinco intrusos en el edificio de departamentos Watergate, en Washington, donde tenía sus oficinas el comité nacional del Partido Demócrata. Según se supo después, se encontraban allí para ajustar los micrófonos ocultos que habían instalado semanas atrás y para fotografiar documentos, lo que hacía presumir un futuro escándalo político que terminaría con el gobierno republicano.

Además de acabar con la presidencia de Nixon, el escándalo Watergate marcó uno de los momentos cumbre de la historia del periodismo. Aquel sábado de junio del 72, el editor del Washington Post pidió a Bob Woodward que cubriera aquella historia de los ladrones provistos de equipos electrónicos. Le asignó como compañero a un joven pero más experimentado reportero, Carl Bernstein. Woodward y Bernstein, que apenas rozaban la treintena, se convirtieron en el tándem periodístico más famoso de todos los tiempos. Ellos fueron quienes destaparon el escándalo y no hubieran podido hacerlo sin la ayuda de "garganta profunda", el confidente que, en encuentros clandestinos, les proporcionaba valiosísima información.

Las historias que Woodward y Bernstein escribieron a lo largo de 26 meses de investigación fueron publicadas por The Washington Post por orden de su propietaria, Katharine Graham. Su trabajo sirvió para sacar a la luz una red de espionaje político, sobornos y uso ilegal de fondos que condujo al procesamiento de 40 altos funcionarios y a la dimisión del presidente.

Nixon, que había sido reelegido apenas dos años antes, no pudo soportar la presión de los datos que el Post revelaba cada mañana ni la de los altos cargos de su partido. Aunque siempre negó cualquier implicación personal en el caso, las pruebas demostraron que el presidente había tratado de desviar la investigación.

Los dos reporteros del Washington Post que destaparon el caso ganaron un premio Pulitzer por las investigaciones. Además, ambos periodistas consiguieron un contrato para escribir un libro sobre los hechos, que tuvo una versión cinematográfica en la película "Todos los hombres del presidente".

En tanto Felt, de 91 años y que fue subdirector del FBI hasta 1973, vive en la actualidad en Santa Rosa (California). El ex agente mantuvo el secreto aun con su familia hasta 2002, cuando confirmó a un amigo que él había sido el informante. Posteriormente confesó a su familia su papel en el escándalo y cómo cooperó con los periodistas del Washington Post.


"Sólo cumplí con mi deber"
En una oportunidad, viendo un documental sobre Watergate, la hija de Felt le preguntó: "¿Tú crees que «garganta profunda» quería provocar la caída de Nixon?". Felt respondió: "No, no quería derribarlo, sólo cumplí con mi deber". Según la revista estadounidense, Felt no opuso más resistencia cuando su familia le sugirió que con la revelación del caso podrían ganar dinero y pagar las deudas contraídas en la educación de sus nietos. La familia proveyó de viejas fotografías a la revista para el artículo.

La revista afirma que la hija de Felt telefoneó en varias ocasiones a Woodward, quien habría visitado al ex agente en Santa Rosa en 1999, para hablar de la posible revelación. Sin embargo, Woodward comenzaba todas las conversaciones con la misma frase: "El hecho de que esté hablando contigo no implica que esté admitiendo que él es quien tú crees que es", dice Vanity Fair. Woodward dijo en varias oportunidades que "garganta profunda" se reunía con él tarde en la noche en lugares apartados, incluidos estacionamientos subterráneos en Washington DC.

Según publica Vanity Fair, los familiares de Felt lo convencieron de que sus acciones durante el escándalo fueron heroicas y merecedoras de reconocimiento, por lo que debería develarlas. "La familia cree que mi abuelo, Mark Felt, es un destacado héroe nacional que fue más allá de su deber, bajo enorme riesgo personal, para salvar a su país de una enorme injusticia", dijo un comunicado leído por el nieto Nick Jones. "Todos nosotros esperamos sinceramente que el país lo vea de esa manera también", añadió. "Mi abuelo se siente complacido de haber recibido parabienes por su papel como «garganta profunda», (en colaboración) con su amigo Bob Woodward", dijo Jones. "El mismo dijo recientemente a mi madre: «Creo que la gente solía pensar que garganta profunda era un criminal, pero ahora piensan que fue un héroe»".

Según el artículo, Felt comentó en una ocasión a su hijo Mark: "No creo que (ser ese informante) fuese motivo de orgullo... Uno no debe filtrar información a nadie".
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Bernstein y Woodward mantuvieron en secreto su fuente durante 33 años.

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