"Al Lole le están aflojando las ruedas"

Carlos Duclós / La Capital

Para los justicialistas santafesinos, al menos para aquellos que no no tienen compromisos con la oposición, las declaraciones de Pontaquarto en contra de Reutemann formuladas hace días atrás son un hecho muy fácil de dilucidar. Algunos dicen: "Al Frente formado por los socialistas y radicales no le quedaba otra que hacer algo ante el bochorno de la compra de candidaturas y entonces pergeñaron una idea macabra: lo trajeron a Pontaquarto para que dijera cualquier cosa contra el Lole. Con ello persiguieron dos objetivos:distraer la atención sobre la corrupción que se produjo en sus propias filas y neutralizar la acción de apoyo de Reutemann en la próxima campaña desprestigiándolo con una burda mentira".

Coon este análisis están de acuerdo otros analistas y dirigentes no peronistas, pero que se comprometen con otras reflexiones. La primera de ellas es que la campaña de desprestigio trasciende el mero acto electoral de este año para extenderse en el tiempo. "Proseguirá -auguran- hasta las elecciones del 2007 porque el plan estratégico es sacar a Reutemann del escenario político de Santa Fe". Y recordando que el senador nacional fue y sigue siendo un ídolo del automovilismo, sentencian: "Eliminado el corredor se acabó la carrera y el triunfo del otro equipo está asegurado".

Para seguir el análisis comparemos lo que ocurre en un equipo de F1 con lo que sucede en el escenario político santafesino. Un piloto no puede ganar una carrera sin el auxilio de un equipo, es decir sin un trabajo de boxes eficiente. En Santa Fe existen dos grandes equipos que quieren ganar esta carrera: el justicialismo y el socialismo. Las dos corrientes poseen dos pilotos cada una: Reutemann y Obeid y Lifschitz y Binner. Sin lugar a dudas la estrella fue y sigue siendo Reutemann, a quien le siguen hoy el intendente de Rosario y mucho más atrás un Binner desgastado por la carencia de funcionalidad y hasta desprestigiado por las concesiones que según dicen otorgó en forma irregular. Ello sin contar algunas denuncias que habría en los tribunales rosarinos en su contra. Casi sin existir está después Obeid, quien se subió al auto y todavía no encontró la palanca de cambios. Al pobre Obeid, acostumbrado a manejar en la "Limitada Santafesina", nadie le avisó que los modernos monopostos poseen el dispositivo de cambio en el volante. Su auto sigue parado en la grilla de partida. ¡Sin palabras!

Ahora bien, el trabajo de boxes de uno y otro equipo tiene una diferencia abismal: en el socialismo todo funciona de manera eficaz. Desde la comunicación social hasta el protocolo. Nada se deja librado al azar en el socialismo, porque como bien dijo una vez Reutemann cuando era piloto: la suerte en esto no existe. Así las cosas, si las circunstancias determinan que el equipo para ganar la carrera deba ir a una peregrinación, pues a la peregrinación se va. Porque Dios puede no existir, pero que hace votar, hace votar.

En los boxes justicialistas, en los boxes del gobierno de la provincia especialmente, todo es caos. La comunicación social no existe, el protocolo se desconoce, las relaciones públicas las hacen en China y las obras que se hacen las anuncian en el sur continental, sin advertir, siquiera, que los pingüinos emperadores aquí no votan. Claro, tampoco se le puede pedir a un mecánico de Limitada Santafesina que repare una suspensión inteligente o que opere un aparato informático de avanzada. En todo este "menjunje" no deja de sorprender que desde los boxes de Reutemann no se observe que la gran carrera del 2007 empieza a estar comprometida y que con sólo la pericia del piloto no se gana. Y encima, como dice un informante, "al Lole le están aflojando las ruedas".