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 jueves, 19 de mayo de 2005  
Estado de conmoción en la UCR por las denuncias de sobornos
Michlig rechazó la imputación, pero Bonetto salió a pedirles la renuncia a las máximas autoridades partidarias

El radicalismo santafesino entró ayer en un estado de conmoción y deliberación permanente tras la denuncia de "compra de voluntades" en la convención partidaria que ungió al binomio Hugo Storero-Pedro Morini para integrar la lista de candidatos a diputado nacional que encabezará el socialista Hermes Binner por el Frente Progresista Cívico y Social. La grave imputación, realizada por el ex legislador Carlos Iparraguirre, fue rechazada por las más altas autoridades de la UCR provincial, pero confirmada por su compañero de fórmula René Bonetto, quien siguió abonando las sospechas que envolvieron al cónclave del lunes pasado que determinó las referidas postulaciones.

"Los operadores del presidente de la convención (Raúl Molina) andaban cazando congresales, y cuando salían de su despacho cambiaban de opinión", disparó ayer Bonetto a La Capital, alimentando la teoría de que algunos convencionales habrían trocado sus votos por dinero. El dirigente reclamó la renuncia de Molina y del titular de la UCR, Felipe Michlig. También exigió que Storero y Morini "den un paso" al costado y se vuelvan a elegir, a través de una interna donde participen los afiliados y la ciudadanía, a los radicales que acompañarán a los socialistas.

"Los candidatos (por Storero y Morini) están deslegitimados, y la convención, por la metodología que adoptó para postularlos, ha herido de muerte al radicalismo", amplió Bonetto.

La polémica se disparó cuando Iparraguirre declaró el martes a la emisora LT9 que en la convención radical "hubo compra de voluntades". El cónclave partidario, que sesionó el lunes, debía elegir a dos candidatos para ocupar el segundo y cuarto lugares de la lista a diputados que liderará Binner. Allí se abrió una discusión sobre la metodología de elección: si debía ser individual o por binomio. Triunfó esta última postura y el tándem ganador fue Storero-Morini, contra la fórmula Iparraguirre-Bonetto.

De la totalidad de los convencionales, 30 sufragaron por Storero-Morini, 26 se abstuvieron y cuatro se retiraron antes de votar.

"Hubo una votación que terminó 28 a 26 (que, ajustadamente, definió el sistema por binomio y no por candidatos individuales), y en un momento hasta estábamos ganando, pero sugestivamente algunos convencionales cambiaron su voto", había declarado Iparraguirre, y luego remató: "Hubo compra de voluntades".

Ante semejante escándalo, las autoridades y dirigentes de distintos sectores internos se reunieron anoche en el comité provincial, donde resolvieron remitir una carta documento a Iparraguirre para que "ratifique o rectifique" sus denuncias.

"No puedo hablar de soborno ni nada por el estilo porque en el partido nadie habló de eso hasta ahora. No existe una sola denuncia, lo único que hay es una nota enviada al presidente de la convención por Rubén Mendoza y Roberto Campanella negando categóricamente las versiones que los sindicaban como quienes cambiaron sus votos", dijo Michlig a La Capital luego de la reunión.

Más temprano, al hablar por LT8, el titular de la UCR rechazó las denuncias y acusó a Iparraguirre de "ser un mal perdedor" y de lanzar imputaciones infundadas por los medios en vez de haberlas planteado en la misma convención o en la Justicia. "Como perdió, ahora hace declaraciones por los medios y revolea la media salpicando a todos", fustigó.

Michlig también la emprendió contra Bonetto, quien minutos antes y por la misma radio, declaró que la convención fue un proceso "lleno de desprolijidades", con lo que confirmó las sospechas lanzadas por Iparraguirre.

El titular de la UCR acusó a Bonetto de tener la costumbre de hacer declaraciones públicas "pero no abre la boca en las instancias partidarias". Además, le enrostró haber sido funcionario del gobierno de la Alianza y de conducir al partido al desastre.

A Iparraguirre también le refregó su pasado. Recordó que apoyó la candidatura de Elisa Carrió y estuvo a punto de pasarse al ARI, "pero luego el partido lo recibió nuevamente con los brazos abiertos. No supo perder, no aceptó las reglas. Revolear la media y después desaparecer es irresponsable", insistió Michlig.

Más allá de las imputaciones cruzadas, la sospecha de soborno amenaza con provocar un cisma en la UCR santafesina y hasta surgieron rumores de que algunos convencionales que participaron del cónclave del lunes están pensando en renunciar a sus cargos partidarios.
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Bonetto abonó las sospechas y consideró que el radicalismo quedó herido de muerte.

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